Aunque el partido en El Clariano sea el 1 de febrero, sirve para poner el colofón a una dura, frenética e inacabable cuesta de enero, que ha conducido al Castellón a disputar ocho compromisos oficiales (seis ligueros y dos de la Copa RFEF) en 29 días. Un encuentro que dentro de esta dificultad creciente, supone un reto en sí mismo, una última frontera a superar que tiene, como principal misión y recompensa, ganar para salir del descanso forzoso del siguiente fin de semana todavía en lo más alto de la tabla.

En realidad, no es un reposo prolongado. Apenas cuatro días, a decir verdad. Cierto es que no jugará el domingo siguiente, pero sí el jueves, en la ida de los cuartos de final de la Copa RFEF (frente al Gerena, en Castalia), cuya vuelta será al cabo de siete días, en territorio minero. Pero, ciñéndose a sus quehaceres ligueros, el objetivo es salvar el obligado descanso, por aquello del manido número impar de equipos del grupo. Porque los albinegros encaran este último encuentro de este bloque con cuatro puntos de ventaja respecto a Cullera, Atlético Levante y Torrevieja.

CAMINO DESPEJADO // No sería fundamental, pero el refuerzo de psicológico de cumplir con el obligado parón al frente de la tabla, con el camino despejado hacia los play-off, reforzaría moralmente a los albinegros, cuyo objetivo innegociable prioritario no es solo acceder a la promoción de ascenso como campeón de grupo para rematar la faena en una eliminatoria... o disponer de una segunda oportunidad, en el caso de no poder superarla.

Antes, con todo, quedarán cuatro meses de competición liguera, que el Castellón afronta con una plantilla contrastada de 22 integrantes, prácticamente con dos jugadores por puesto, aunque, por encima de esta circunstancia, destaca la versatilidad.

LA COMPARATIVA // El Castellón pondrá en juego, nuevamente, su impecable racha desde que, a finales de octubre, llegase Ramón María Calderé para virar 180 grados el rumbo de la nave albinegra. De momento ya son 13, pero es que el Ontinyent es el que le sigue a la zaga con ocho jornadas invicto, aunque, en su caso, los empates superan a las victorias, a diferencia de los albinegros.

Con todo, el Ontinyent de José Carlos Mullor (no confundir con el exjugador albinegro Miguel Ángel Mullor, que vendrá a Castalia al frente del próximo equipo en desfilar por el estadio, el Benigànim) es un enemigo muy correoso, principalmente en El Clariano, donde solo ha perdido un duelo y cedido siete puntos). Un rival que no suele dar su brazo a torcer, que viene de empatar en los cuatro compromisos disputados en enero, todos bajo el mismo guión: empezó perdiendo.

EL REFERENTE DE VILA-REAL // En Vila-real, además, el Ontinyent, bajo la atenta mirada de Calderé, fue capaz de neutralizar un 2-0 en los últimos minutos. Un resultado que, a la postre, permitió el asalto del Castellón al liderato del grupo y, al ser la última jornada de la primera vuelta, al título de campeón de invierno. Desde entonces, los orelluts mandan y, pase lo que pase en la Vall d’Albaida, continuarán mandando.

Después de tres igualadas consecutivas en Liga y la derrota indolora de Pamplona, el Castellón espera volver a incrementar su velocidad para poner tierra de por medio con sus perseguidores, dentro de una apretada vanguardia de clasificación (cinco puntos entre el primero y el sexto: entre el Castellón y el Ontinyent). H