El esguince o entorsis de tobillo es una de las lesiones deportivas más frecuentes y, en ocasiones, no correctamente diagnosticada ni debidamente tratada lo cual puede producir un tobillo inestable y doloroso.

Es la lesión más frecuente en deportes como fútbol, baloncesto o atletismo, especialmente en saltos, vallas, obstáculos o carreras de montaña.

El tobillo consta de un complejo refuerzo cápsulo-ligamentoso: en la parte interna, el potente ligamento deltoideo y en la parte externa, los tres fascículos del ligamento externo. Entre la tibia y el peroné existen unos ligamentos anteriores y posteriores y una membrana interósea que no se diagnostican fácilmente cuando se lesionan, cosa que provoca secuelas.

El mecanismo de producción más frecuente es la inversión brusca del pie con el tobillo en flexión plantar; se produce en el aterrizaje tras un salto, cambios bruscos de dirección o en terreno irregular.

En el 80% de los casos por inversión se lesiona el ligamento peroneo-astragalino anterior y en ocasiones se asocia a la lesión del ligamento peroneo-calcáneo.

La inversión del pie con el tobillo en extensión puede producir una fractura de la base del 5º metatarsiano; por eso es necesario explorarlo.

El esguince del ligamento interno o deltoideo sólo se produce en el 10% de los casos, y suele ser en eversión o con el tobillo en valgo forzado.

Los esguinces se clasifican en tres grados, empezando por el grado 1 ó leve, donde existe una distensión del ligamento peroneo-astragalino anterior. En el grado 2 ó moderado, se produce una rotura parcial del ligamento con dolor intenso que impide continuar con la actividad deportiva. Y en el grado 3 ó grave, se produce una rotura completa, con imposibilidad del apoyo.

síntomas / Los síntomas del esguince de tobillo son dolor local, chasquido, edema o tumefacción local y equimosis. La intensidad del dolor no siempre es proporcional a la gravedad de la lesión; en ocasiones roturas completas pueden ser poco dolorosas y condicionan un diagnóstico inicialmente incorrecto.

El chasquido puede ser por una rotura ligamentosa, pero también se produce en la luxación de los tendones peroneos que es preciso diagnosticar y tratar correctamente. El signo de R. Gaspar o hematoma premaleolar, de aparición brusca e inmediata, es típico de rotura ligamentosa. El hematoma tardío puede aparecer en lesiones leves por rotura de vasos superficiales.

Es muy importante realizar un diagnóstico correcto que favorezca un tratamiento adecuado para evitar secuelas. En el diagnóstico debemos detectar las estructuras lesionadas realizando un diagnóstico diferencial correcto para descartar una fractura de peroné, una fractura del 5º metatarsiano, una luxación de tendones peroneos, un esguince subastragalino o un esguince medio-tarsiano. Una vez diagnosticada la lesión, debemos precisar el grado o la gravedad.

*Especialista en medicina

del deporte