Entre los logros de Castellón está el de contar con savia nueva, los llamados toreros emergentes cuya presencia marida a la perfección con las figuras. Aguado, Rufo, Ortega… y Ginés Marín, que fue el torero que dio un golpe sobre la mesa el pasado año. Lo suyo fue un bombazo a final de temporada que la afición venía cantando desde meses atrás. 

Sucedió en Las Ventas… la primera plaza del mundo. Ginés Marín se encontró con un bravo toro de Alcurrucén, de los que dan o quitan. Lo cuajó el extremeño y le dio gloria al torero. Dos orejas y la tan anhelada puerta grande. Otra buena nueva para el joven. 

Ginés se posicionaba en la línea de salida, pero la sorpresa llegó al anunciarse las primeras ferias como Valdemorillo, Olivenza, Valencia, Arles… y Ginés Marín no está en ninguna de ellas. Salvo en Castellón, que sí ha sabido reconocer el momento de lucidez y plenitud de este  precoz espada. 

Ahora, de la mano del maestro Curro Vázquez, el joven valor pretende consolidarse como una realidad. Tiene armas para ello: poder, valor, serenidad… y esa mirada repleta de ambición solo al alcance de unos pocos. 

Torear junto a El Fandi y, sobre todo, Daniel Luque --otro de los toreros que reflotó su ambiente el curso pasado--, va a espolear a Ginés, que saldrá a conquistar esta plaza en su presentación como matador de toros. ¡Ojo!