Solo el uso de las mascarillas diferenció el ambiente vivido el reciente fin de semana en los principales destinos turísticos de la provincia al de cualquier jornada de verano previa a la pandemia. Hubo movimiento en los paseos marítimos de Castelló, Orpesa o Benicàssim, así como en el casco antiguo de Peñíscola.

Las playas también contaron con una notable actividad, especialmente ayer domingo, tras un sábado marcado por unos cielos más inestables. No solo los propios vecinos y los de localidades cercanas se acercaron para recibir los primeros rayos de sol de la temporada, sino que también hubo afluencia de personas de otras comunidades, tanto aquellos que cuentan con segundas residencias en la provincia como los que aprovecharon unas horas de descanso en los cada vez más numerosos hoteles reabiertos. Ejemplo de ello fueron los alojamientos del complejo Marina d’Or, que desde este mes vuelven a estar operativos y recién reformados.

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La costa de Castellón, a tope Fotos: Manolo Nebot /Eva Bellido

Reactivación 

Este recibimiento de visitantes se produce después del progresivo levantamiento de las restricciones a la movilidad. Una vez reducidos los niveles de contagios de coronavirus --la Comunitat se mantiene como uno de los puntos de España con menor incidencia acumulada, con 37 casos por 100.000 habitantes frente a los 117 de la media nacional. Es por ello que en las próximas horas quedará levantada la última de las principales medidas aplicadas desde la Generalitat, el toque de queda nocturno.

La recuperación de una relativa normalidad y la llegada del turismo a Castellón también van ligados a una serie de desafíos. Uno de ellos es evitar los botellones de madrugada, una vez se pueda pasear sin impedimentos a todas las horas de la noche. Por ello se incide en la necesidad de redoblar la vigilancia de las fuerzas de seguridad. Una medida que ya llevó a cabo el pasado sábado por la tarde la Policía Local de Burriana.