Hasta un término propio, vacunódromos, surgió para acuñar a los centros de vacunación masiva habilitados para inmunizar frente al coronavirus. Este martes, después de 24 semanas, los sanitarios administraron antes de su clausura permanente las últimas dosis del total de 461.345 que se han inyectado en estos espacios de Castellón.
Mari Carmen Lazcoz es una de las últimas enfermeras de las que han trabajado durante este tiempo en el vacunódromo del Auditori de Castelló, el más grande de la provincia y que al mediodía ya mostraba un ambiente un tanto desangelado, prueba de haber «cumplido su misión» en la lucha contra el virus. Lazcoz, que ha pasado por todas las tareas del centro, «desde vacunar, a cargar dosis y atender a la gente», no ocultaba una cierta «tristeza y nostalgia» fruto del esfuerzo colectivo de los profesionales: «Han sido muchas horas de trabajo y compañerismo. También la gente ha reaccionado muy bien», confesó.
Una labor que destacó también Adoración Guadalajara, una de las coordinadoras del centro, quien destacó que los sanitarios «con mucha determinación de ayudar incluso han doblado turnos cuando ha hecho falta».
Los centros de salud serán los encargados de asumir a partir de este momento la inyección de las segundas dosis pendientes y de llevar a cabo una «búsqueda activa», como explicó el president, Ximo Puig, de las personas que todavía no hayan recibido el suero. Para hacerlo bastará con contactar con el punto de atención primaria de referencia, los cuales ultiman el protocolo para gestionar los diferentes fármacos disponibles y facilitar el proceso.
Hacia la normalidad
A partir de hoy mismo y una vez se complete el desmontaje de la infraestructura, el Auditori «volverá a ser como siempre». Ocurrirá lo mismo en otras instalaciones de norte a sur de la provincia dedicadas en los últimos meses a agilizar el proceso de inmunización y, de esta forma, contribuir a avanzar hacia la ansiada normalidad.
