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CLÚSTER AZULEJERO

La subida del gas y la luz ponen al límite a las esmalteras cerámicas de Castellón

La patronal Anffecc reclama que España y Europa tomen cartas ante los efectos en la producción y el empleo

Imagen del expositor de una empresa de fritas y esmaltes cerámicos en la reciente edición de la feria Cersaie.

Medidas «urgentes y contundentes». Esta es la exigencia manifestada por el secretario general de la asociación de fabricantes de esmaltes, fritas y colores cerámicos (Anffecc), Manuel Breva, ante una escalada de precios del gas y la electricidad, que lleva al límite a estas industrias.

Desde la entidad consideran necesario que tanto «el gobierno central como el europeo tomen decisiones al respecto, pues esta subida en los costes energéticos está afectando a toda Europa y dificulta enormemente mantener la producción y los puestos de trabajo en un momento tan delicado como el actual», justo cuando la economía empezaba a enderezar el rumbo tras las consecuencias de la pandemia de coronavirus.

Mantener la dinámica de subidas constantes de las últimas semanas «resulta inasumible tanto para la industria como para el consumidor final», detallaron con el consiguiente efecto para la continuidad de estas empresas.

Las compañías adheridas a Anffecc se encuentran en una situación muy parecida a la denunciada recientemente por la patronal Ascer, que puso números al incremento de los precios. Si el gas estaba en enero a 27,08 euros por megavatio hora, el pasado mes se situó en 65,2%. Un alza del 140%. Solo los fabricantes de baldosas cerámicas consumen el 50% de todo el gas de la Comunitat, lo que da una idea del sobrecoste que asumen en los últimos meses.

Otro tanto ocurre con la electricidad, con una subida del 160%. En total, estos sobrecostes alcanzan los 700 millones de euros, lo que pone en jaque a la viabilidad del sector, que en el último año logró mantener la producción y aumentar las ventas en el exterior.

Materias primas

La tormenta que se cierne sobre el sector también viene acompañada de los sobrecostes en numerosas materias primas. Anffecc incidió en que muchas de estas partidas «son estratégicas» y sufren de «una importante volatilidad, lo que supone un elevado porcentaje del coste de producción. De este apartado incluyen los fletes para el transporte marítimo, así como los contenedores y los pallets.

«Resulta difícil mantener la competitividad internacional en un mercado globalizado, en el que tenemos que lidiar con otros productores de fuera de Europa que cuentan con costes muy inferiores en cuanto a energía, mano de obra y presión fiscal, entre otros», incidieron.

Por parte de GasIndustrial, que aúna a los grandes consumidores de gas, su presidenta Verónica Rivière mostró el temor de que la producción «se pare o se reduzca de forma drástica» ante los precios que de esta fuente energética, «por lo que vamos a pedir medidas» a la Administración. 

La fuerte volatilidad altera a las empresas de maquinaria

Además de los fabricantes de producto final y de la elaboración de esmaltes, otra de las patas sobre las que se asienta al clúster azulejero de Castellón es el de la maquinaria. Juan Vicente Bono es el presidente de Asebec, colectivo que agrupa a las empresas de este tipo. «No estamos tan afectados por el crecimiento del precio del gas, y la subida de la electricidad tiene en nosotros el mismo impacto negativo que otras ramas de la economía, pero hay variables que nos preocupan, aseguró.

Una de ellas es la «enorme volatilidad en materiales como el acero inoxidable, que desde antes de la pandemia hasta ahora ha duplicado su precio. «Si antes era de 2,5 euros el kilo, ahora ya está en 5», detalló. «Además, estos precios se actualizan de un día para otro, por lo que hay una gran dificultad a la hora de hacer presupuestos», relató. Si se acuerda un precio determinado del acero inoxidable y a la hora de conseguirlo se debe abonar un importe mucho mayor, el beneficio del contrato puede quedar reducido al mínimo.

Otras de las complicaciones con las que tienen que lidiar estas empresas son las referidas a los enormes retrasos para contar con piezas de plástico, componentes electrónicos o materiales elaborados con cobre. «Han crecido del 10 al 12% de precio, y en algunos casos hay que esperar meses para recibir los productos solicitados», concluyó. 


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