Menos de una década ha bastado para que la población de Aedes albopictus, más conocido como mosquito tigre, se haya triplicado en la provincia de Castellón hasta tomarla prácticamente por completo.

El seguimiento que realiza el área de Salud Pública de la Conselleria de Sanitat refleja que en estos momentos, a fecha de marzo del 2022, hasta 87 poblaciones del territorio provincial mantiene presencia de este díptero que resulta mucho más molesto que el de marjal o común.

Esta cifra contrasta en especial con los datos del ejercicio del 2015, cuando eran apenas una treintena las localidades de Castellón que sufrían la existencia de este insecto procedente de Asia. Ahora bien, el primer hallazgo del mosquito tigre en la zona se remonta al año 2010, en la zona centro de la provincia.

Pocos municipios se libran pues en estos momentos del díptero como evidencian los estudios de control. Apenas el 36% de las localidades están exentas de esta plaga y se da la circunstancia de que todas ellas se encuentran en el interior provincial, pues el litoral está tomado al completo.

Los vecinos son los que sufren principalmente los efectos de su presencia. Según la información que aporta el departamento autonómico, la picadura suele provocar molestias notables, incluyendo una fuerte inflamación y picazón en la zona, si bien se prevé que los síntomas «vayan atenuándose conforme avance el tiempo de convivencia con el mosquito tigre en la Comunitat».

Evolución del mosquito tigre en Castellón MEDITERRÁNEO

Confusión

Expertos como el catedrático en Entomología y Control de Plagas de la Universitat de València Ricardo Jiménez advierten de la confusión que existe muchas veces entre esta especie y la que aparece en las zona de marjal pese a la gran cantidad de información y las múltiples campañas de sensibilización a la ciudadanía. 

La principal diferencia es que las grandes acumulaciones de agua que caracterizan al entorno tienden a acoger las poblaciones de mosquito de marjal, mientras que las de Tigre se sitúan en aguas residuales de menor envergadura, como pueden ser las fuentes, la red de saneamiento o incluso restos de lluvia en macetas y propiedades privadas, pues su hábitat más frecuente es el urbano y periurbano.

La actividad del mosquito tigre se concentra en los meses de mayo y noviembre. Las hembras ponen los huevos en las paredes de recipientes o pequeños espacios con agua, los cuales no se pueden percibir a simple vista.

La cara más peligrosa de esta plaga es que es capaz de actuar como vector de enfermedades como el dengue y el chikungunya, tal y como avisa Sanitat, aunque también puede estar implicado en la transmisión de otros virus como el del zika. Por ahora, ninguno de ellos de forma generalizada.