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ECONOMÍA

SOS de la hostelería de Castellón: No encuentra personal para cubrir 2.000 vacantes este verano

Empresarios de la costa buscan a la desesperada personal y avisan que van a reducir horario y mesas

Un camarero sirve una paella a un grupo de comensales en el comedor de un restaurante. F. CALABUIG

Castellón va camino de dejar de serlo. Y todo porque con el verano a la vuelta de la esquina, y pese a que las previsiones apuntan a una temporada turística como las de antes, hoteles, bares y restaurantes no encuentran suficiente personal para cubrir su plantilla. «Estamos desesperados. El año pasado ya tuvimos problemas y este todavía más. La situación es tan grave que entre los locales estamos empezando a quitarnos trabajadores», describe Alejandra Roca, propietaria de un restaurante en Alcossebre y vocal del sector de la hostelería de la Asociación de Empresarios de Alcalà-Alcossebre.

Con el verano ya muy cerca, la preocupación en Alcossebre es máxima, pero en Orpesa, Benicàssim o Peñíscola la situación resulta un calco. Como también lo es en otras localidades como Benidorm, Palma de Mallorca o Málaga. «El déficit de personal es generalizado en España y este verano volverá a faltar mano de obra, fundamentalmente camareros, personal para cocina y para mantenimiento», explica Luis Martí, vicepresidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo (Ashotur).

Aunque no existe un dato oficial, las estimaciones que manejan las distintas asociaciones de empresarios de la provincia revelan que, en estos momentos, el sector turístico tiene más de 2.000 vacantes por cubrir: 500 en Peñíscola, 400 en Alcossebre, al menos otras 500 en Orpesa, unas 400 más en Benicàssim... «La situación es horrible. Hemos puesto anuncios, hemos creado una bolsa de trabajo.... incluso hemos hablado con el ayuntamiento por si nos puede echar una mano, pero encontrar trabajadores es cada vez más complicado», resume José Vives, presidente de la Asociación de Hostelería de Orpesa.

Una profesión nada atractiva

 ¿Y cómo ha pasado Castellón de ser tachada como una provincia de camareros a no ser capaz de encontrarlos? ¿Cómo se explica que casi nadie quiera trabajar en la hostelería cuando en la provincia los parados superan los 36.000? Los empresarios aseguran que las causas son múltiples, pero entre las más importantes están el desprestigio de la profesión y lo duro de un sector en el que hay que trabajar cuando todo el mundo está de vacaciones.

«El problema es que la gente quiere trabajar de 8.00 a 15.00 horas y librar los fines de semana y eso en la hostelería no es posible», describe Alejandra Roca, quien insiste en que la profesión de camarero está mal considerada. «Un comentario frecuente es que si te dedicas a servir mesas o trabajas en la cocina de un restaurantes es porque no has estudiado y lo que a nosotros nos gustaría encontrar es a gente que ha estudiado el oficio. En una provincia que vive del turismo, la de camarero es una profesión importante y parece que nadie quiere verlo. Habría que ponerla en valor», lamenta esta empresaria que avisa de que la falta de profesionales acabará repercutiendo en el servicio que el sector presta al cliente.

Las posibilidades que tienen los restaurantes y hoteles para encontrar camareros o personal para cocina son más bien escasas y el sector advierte de las consecuencias. «Hay locales que se plantean reducir el número de mesas y otros abrir menos horas por la falta de trabajadores», dice José Vives, quien hace un llamamiento a la Administración para que arrime el hombro y aporte soluciones. 

Mientras esperan que las instituciones muevan ficha, los empresarios no están dispuestos a quedarse con los brazos cruzados. En Alcossebre, por ejemplo, la asociación de hostelería ya se ha puesto en contacto con varios municipios de Jaén para intentar reclutar personal. «Una solución sería traer trabajadores de otros países para cubrir la temporada, tal y como hacíamos hace años, pero la Administración debería autorizarlo», argumenta José Vives. 

 Quienes están al frente de bares y restaurantes se defienden también de los que les acusan de ofrecer trabajo a cambio de un sueldo de miseria. «Antes de regentar un local de hostelería trabajé en la empresa privada y ganaba menos que lo que ahora perciben mis trabajadores. No es cierto que los salarios sean bajos», sentencia Roca. 

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