El Periódico Mediterráneo

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Más de 2.000 protecciones temporales en Castellón

De vuelta a Ucrania desde Nules

Katya fue de las primeras refugiadas en llegar a la provincia al estallar la guerra y será de las primeras en regresar a su país

Katya, junto a su hijo Iván, en la plaza Mayor de Nules, días antes de emprender la vuelta a su país. Sara Rios

Castellón acoge a más refugiados ucranianos que Extremadura y Navarra juntas. El Ministerio del Interior ha otorgado 2.045 protecciones temporales a desplazados de este país en guerra en la provincia, según datos oficiales hasta el 15 de junio. Tras la avalancha inicial que provocó un importante atasco en las dependencias de Extranjería de la Comisaría de la Policía Nacional de Castelló, ahora la tramitación registra un ritmo más bajo dado que la demanda ha experimentando un descenso.

Con 29.197 protecciones temporales concedidas, la Comunitat Valenciana es la región de España con más refugiados ucranianos. Por detrás está Cataluña con 28.040, mientras que, en Madrid, se han otorgado 18.847.

La solidaridad mostrada por los castellonenses desde que Rusia invadiera este país europeo ha sido inmensa con el envío de toneladas de material humanitario, gracias a la colaboración de empresas de transporte relacionadas con el sector cerámico, así como por la acogida mostrada a las personas que han llegado huyendo del horror y el sin sentido de la guerra.

Katya regresa a Ucrania

Una de estas refugiadas es Katya. Fue de las primeras en llegar a la provincia, en concreto, a Nules, donde pasó muchos veranos con una familia de acogida al ser una de las llamadas niñas de Chernóbil. Mediterráneo la entrevistó a principios de marzo, cuando con su hijo en brazos, huyó de la invasión rusa que destrozó su ciudad, Bucha, en las cercanías de la capital, Kiev.

Después lo hizo cuando, tras retirarse las tropas de Putin, numerosos cadáveres aparecieron en las calles de Bucha, una ciudad fantasma totalmente destruida.

Quiere cuidar de su abuelo

Y ahora este periódico vuelve a hablar con ella para desearle suerte en su regreso a Ucrania. Fue de las primeras en venir y será también de las primeras en emprender el camino de vuelta. Dos días y medio en autobús para cruzar Europa y llegar a Ucrania

Se marcha por un motivo de peso. Cuidar a su abuelo de 81 años que ha sufrido un infarto. Él ha ejercido de padre y madre de Katya desde que ella tenía cinco años. «Él se quedó con mi tía, pero ella se ha marchado a Canadá y ahora asumo el riesgo de volver porque no lo puedo dejar solo. Ahora está en el hospital», explica esta joven de 22 años.

«Sé que ya no voy a tener la vida de antes, esto me causa tristeza, siento cierto miedo, pero el sábado 25 de junio me marcharé», detalla ante la mirada de sus padres de acogida. 

«Sé que ya no voy a tener la vida de antes, esto me causa tristeza, siento cierto miedo, pero el sábado 25 de junio me marcharé»

Katya - Refugiada en Nules

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Su familia de acogida

José Antonio y Merche no descansaron ni una sola noche desde que estalló la guerra hasta que abrazaron a Katya y a su hijo que, durante su estancia aquí, ha cumplido dos años. Ahora con lágrimas en los ojos reconocen que les hubiera gustado que se quedara, pero respetan su decisión. «Nosotros estamos padeciendo», relatan.

Retomar cierta normalidad 

Ella confía en poco a poco poder retomar cierta normalidad. «La gente está volviendo, aunque con miedo, la guardería de mi hijo ya la han abierto y también el supermercado en el que trabajaba», explica, mientras reconoce que, tras su llegada a Ucrania, no sabe cuándo podrá volver a abrazar a su marido ya que hace semanas que se marchó a una ciudad cerca de la frontera con Eslovaquia para trabajar.

Afortunadamente, su casa se salvó de la destrucción rusa, aunque no se libró de los saqueos. «Se han llevado la comida que había, el oro y el ordenador portátil, pero al menos seguimos vivos», explica con un valenciano bastante fluido aprendido durante sus estancias estivales.

Asegura que echará de menos a su familia de Nules y también, como no, la paella, pero promete regresar con su marido y su hijo a disfrutar de unas vacaciones cuando las circunstancias lo permitan. Como señalan sus padres de acogida, aquí siempre tendrá su casa por si le tocase regresar. 

Mucha suerte para un regreso que, sin duda, será duro y emocionante a partes iguales a un país del que tuvo que huir.

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