El restaurante de Castelló que denunció estos días en sus redes sociales que un influencer jeta quería comer gratis en su local a cambio de promoción en sus perfiles, ha convertido se abuso —que no llegó a consumarse— en solidaridad. Como ya relató este periódico, El Colmado recibió la propuesta de un joven que le proponía hacer vídeos y fotos de los platos que le sirvieran para subirlos a su instagram, a cambio de poder comérselos gratis. El propietario le propuso colaborar pero de otra forma: el influencer pagaba la minuta que consumiera y el restaurante hacía una donación íntegra de ese dinero a una ONG. No hubo trato, al creador de contenido no pareció gustarle la idea. Pero El Colmado, aprovechando la viralización de su denuncia pública, ha decidido dar la vuelta a la tortilla y hacer esa donación, en concreto 100 euros que ha ingresado a la Fundación Acción Contra el Hambre.

Desde la gerencia de El Colmado lo tienen claro. «Los verdaderos influencers son los que trabajan por los demás», han publicado en su cuenta de instagram junto con la captura de la imagen que acredita que ha realizado la donación anunciada. Su decisión de hacer público lo sucedido tenía una única motivación, según afirma, convertirse en «una llamada de atención ante una lacra que, como pasa en la mayoría de ámbitos de la vida, afecta a los más pequeños, los más necesitados y, por tanto, los más desesperados». Ya lo denunció el primer día al enfatizar que «las empresas no podemos trabajar gratis» y advertir que «hay proveedores, negocios y empleados que lo están pasando realmente mal, como para ir regalando comida».

Desde El Colmado denuncian que estos influencers aprovechados «no son profesionales porque no cotizan, no facturan y porque no se puede vivir de cenas gratis, de otra cosa tendrán que trabajar para pagar el alquiler».

No han querido hacer pública la identidad de protagonista de esta historia en cuestión, «no deja de ser una persona y no hay que machacarla, aunque no estemos de acuerdo con su actividad». Y sobre cómo consiguen las valoraciones que realizan sus clientes en redes sociales, indican que cualquiera puede publicar una, solo piden que «buena, regular o mala, todas sirven para mejorar, pero tienen que ser sinceras».

A raiz de esta publicación, otros restaurantes se han puesto en contacto con Mediterráneo para denunciar que esta costumbre de pedir comida gratis a cambio de buenas valoraciones en redes sociales se ha extendido mucho.