Uno de los principales daños colaterales que sufre la industria azulejera de Castellón es la crisis de las plantas cogeneradoras. El desmesurado precio del gas ha supuesto pérdidas para las empresas que cuentan con estas instalaciones en sus fábricas, por lo que se han visto obligadas a parar. El caso más notable es el de la atomizadora Azuliber, perteneciente al grupo Pamesa, que esta semana detuvo su actividad de forma indefinida y anunció un ERTE para 117 trabajadores, entre críticas dirigidas a las autoridades competentes por no ver «ningún interés institucional que permita solucionar este problema».
El caso de Azuliber no es aislado, ya que este camino ha sido seguido por otras importantes compañías industriales repartidas por España, con las consecuencias que esto tiene para el empleo y la economía del país. En medio de esta encrucijada, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, reunió el viernes a representantes de la Asociación Española de Cogneración (Acogen) y de la Asociación Española para la Promoción de la Cogeneración (Cogen) con el fin de entablar un diálogo.
Del encuentro no salió un acuerdo concreto, aunque la impresión de los participantes fue buena. La cita resultó «constructiva y positiva; continua la vía abierta hacia la búsqueda de una solución sencilla, viable y rápida para que las plantas puedan volver a producir», indicaron en Acogen.
Por parte del ministerio se limitaron a señalar que siguen «en el proceso de diálogo con actores sociales y económicos para elaborar el plan de contingencia de seguridad energética».
Peticiones
Desde hace semanas, Acogen reclama que las plantas de cogeneración puedan funcionar en igualdad de condiciones respecto a otro tipo de instalaciones. El motivo de queja está en que desde la entrada en vigor del tope del precio del gas para producir electricidad sus retribuciones han caído en picado. El coste del gas sigue en niveles muy elevados, y, a diferencia de los ciclos combinados, no reciben mecanismos de compensación por el sobrecoste del gas. Esto es lo que provoca fuertes pérdidas y la detención de plantas en todo el país.
El próximo lunes, Teresa Ribera, junto a la ministra de Industria, Reyes Maroto, se reúne con representantes de industrias gasintensivas, lo que incluye a las patronales Ascer y Anffecc.
El gas se come el 33% de las ventas
El peso que tiene el coste del gas sobre la facturación total del sector cerámico es cada vez mayor. El grupo Pamesa reveló en junio que en marzo del pasado año esta partida equivalía al 8% de su facturación. Tan solo ocho meses más tarde, en noviembre, la cifra se elevó hasta el 33%. Un estudio sobre costes energéticos elaborado por Ascer mostró que en el 2020 el coste del gas fue el 7,28% de la facturación, para duplicarse un año más tarde (13,96%). La entidad calcula que el coste del gas a final de este año será un 146% más elevado, si bien los cálculos se hicieron antes de las fuertes subidas experimentadas a lo largo de los meses de verano.