MEDIO AMBIENTE

Devastación fuera de temporada

Castellón atestigua otros grandes incendios lejos de los meses de mayor riesgo como el de Villanueva de Viver

Paraje natural. El incendio ocurrido en 1992 provocó una gran devastación en el Desert.

Paraje natural. El incendio ocurrido en 1992 provocó una gran devastación en el Desert. / MEDITERRANEO

Iván Checa

Iván Checa

El incendio de Villanueva de Viver resulta excepcional por su voracidad y dimensiones. Calificado como «de sexta generación», resulta extremadamente difícil de controlar y apagar alimentado por unas condiciones meteorológicas muy secas y calurosas, más propias del verano. 

Cambio climático

El cambio climático hace que esta situación se avance cada vez más en el calendario, extendiendo los meses de mayor riesgo de incendio en el territorio, cuestión en la que se centran ahora todas las miradas para tratar de evitar que se repitan los sucesos.

Riesgo duplicado

De hecho, la cuenca mediterránea y, por ende, Castellón ha duplicado el riesgo extremo de incendios forestales en los últimos 40 años. La directora del grupo de Meteorología del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), Samira Khodayar, explica que «el cambio climático genera condiciones más cálidas y húmedas y eso aumenta el riesgo, es decir, la probabilidad de que este tipo de megaincendios, conocidos como de sexta generación, se produzcan en mayor número».

Dinámica compleja

«Los incendios tienen una dinámica compleja, están asociados a muchos factores y el primero de ellos es la iniciación del propio incendio, bien de forma natural o por la acción del hombre», detalla.

Fuera de temporada

Más allá, echando la vista atrás, la provincia atestigua varios incendios fuera de temporada que devastaron incluso un parque natural, como el ocurrido en el 1992 en el Desert de les Palmes, apenas tres años después de que se adoptara esta protección.

Desert de les Palmes - 1992

El martes 8 de diciembre del 1992 se declaró un incendio en el Parque Natural del Desert de les Palmes que obligaba a evacuar a 600 personas de las urbanizaciones de Montornés, la Parreta y el Refugio, ubicadas en Benicàssim. En apenas 48 horas, gracias a las fuertes rachas de viento que alcanzaron los 100 kilómetros por hora, las llamas devoraron 1.900 hectáreas, de las que 1.050 pertenecían al paraje natural y se habían salvado de otro fuego en verano del 1985. Hoy en día todavía se pueden apreciar rastros de la devastación en la vegetación, que acumula años de regeneración. 

Castelló, Orpesa y Borriol - 2007

El 8 de marzo del 2007 el fuego volvió a amenazar la provincia. Media docena de fuegos se declararon en los municipios de Castelló, Gaibiel, Traiguera, Orpesa, Culla y Borriol. Una vez más, el fuego alimentó las llamas, que devastaron dos viviendas y afectó a una tercera en el Balcó de la Renegà de Orpesa. También obligó a confinar el Hospital de la Magdalena de la capital de la Plana, con los pacientes a punto de estar desalojados. No obstante, el foco que cobró entonces mayor peligrosidad fue el de Gaibiel, que se extendió a la Vall de Almonacid, Segorbe y Navajas, amenazando como en el registrado ahora en Villanueva de Viver al Parque Natural de la Serra d’Espadà

La Esparraguera de Culla - 2017

Al mediodía del 29 de diciembre del 2017 se iniciaba un incendio forestal en la zona de la Esparreguera de Culla. Una vez más las fuertes rachas de viento, de hasta 70 kilómetros por hora, dificultaron las labores del dispositivo de extinción, llevando a la evacuación de 20 masías y un restaurante en pleno servicio de comidas y dejando un bombero herido con quemaduras ingresado en la UCI del Hospital la Fe de València. H  

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