Tomar abundantes líquidos, aportar sales minerales al cuerpo.

Comer pequeñas cantidades de comida.

Usar ropa adecuada -fina, no apretada y de colores claros- y protección para los rayos solares.

Evitar esfuerzos físicos innecesarios. Planear las actividades en horas de menor temperatura.

Vigilar a niños y ancianos, y no dejar a niños o personas en el interior de coches al sol.

Utilizar, si es posible, el aire acondicionado.