Las jornadas del 7, 8 y 9 de julio de 1837 están escritas, con letras de oro, en la historia de Castellón. Ahora hace 175 años que el Ejército Carlista al mando del general Ramón Cabrera sitió la ciudad, en una batalla muy destacada de aquella primera guerra carlista. De esos hechos nace la tradición liberal de la que siempre han hecho gala los castellonenses y que dio carta de naturaleza a las fiestas de julio que celebró la ciudad entre 1839 y 1936.

Las tradicionales fiestas de julio, de marcado carácter cívico y liberal, tuvieron como acto central el homenaje a los mártires liberales de 1837, en una cita que se celebró durante años en el monolito del parque de Ribalta construido en 1895. Desde aquel año hasta 1936, la corporación municipal, en procesión cívica, trasladaba el pendón liberal de la ciudad hasta el paseo central del parque donde se celebró, anualmente, el acto conmemorativo de homenaje a los caídos en las jornadas de julio de 1837.

Las fiestas dejaron de celebrarse en los años de la guerra civil y en el año 1938, tras la entradas de las fuerzas nacionales en Castellón, el monolito fue destruido. Tras la muerte del general Franco y con la transición democrática, el primer ayuntamiento de la democracia, presidido por Antonio Tirado, reconstruyó el monumento como homenaje a todos los castellonenses que dieron su vida por la libertad y como exaltación a la Constitución de 1978.

Tras la constitución del nuevo ayuntamiento en julio de 1987, la corporación presidida por Daniel Gozalbo decidió recordar las heroicas jornadas del 7,8 y 9 de julio de 1837 en su 150 aniversario. El día 7 de julio, al mediodía se dispararon 150 carcasas conmemorativas del sitio mientras se lanzaban al vuelo las campanas del Fadrí. Al caer la tarde, se celebró, de nuevo y tras 51 años, la procesión cívica que trasladó a la corporación desde la casa consistorial hasta el parque.

El primer teniente de alcalde y concejal del Centro Democrático y Social, Hipólito Beltrán, como representante del liberalismo, tuvo el honor de portar el pendón liberal que se restauró ese año para la ocasión, y que se había conservado olvidado en un armario del ayuntamiento de Castellón desde el año 1938. La corporación en pleno asistió bajo mazas y con todo su boato hasta el parque donde depósito una corona de laurel bajo los solemnes acordes del himno nacional. H