Lo importante en política no son las siglas sino las personas.

Que un concejal de pueblo o un diputado provincial sean de un partido o de otro poco importa ya. Lo relevante es que sean trabajadores, buenas personas, honestos, inteligentes y generosos.

En Castellón de la Plana tenemos buenos ejemplos de ello. Vicent Sales, Ali Brancal, Pepe Masip, Patricia Puerta o Gonzalo Romero dan el callo un día sí y otro también. Y da igual que sean populares, socialistas o nacionalistas. Lo mismo ocurre en Benicàssim con Elena Llobell, en Almassora con Núria Felip, en Burriana con Quique Safont o en Betxí con Alfred Remolar (que además es el alcalde). Nuestra provincia está plagada de buenos políticos que se baten el cobre por sus vecinos.

Donde no encuentro tan buen nivel es entre los diputados nacionales que representan en Madrid a todos los castellonenses. Susana Ros es la única a la que he visto acudir, por ejemplo, a varios saraos organizados por castellonenses en la capital. Blande la bandera de Castellón con orgullo y arropa con ella a quienes lo necesitan. He coincidido con Susana en el AVE de vuelta a casa en varias ocasiones, y siempre ha sido bien entrada la noche y la semana. Además, me consta que lucha con bravura por nuestros intereses. Es la excepción que confirma la regla, porque los otros cuatro ni están ni se les espera. ¡Qué pena! H