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Negacionismo

Este lunes se ha celebrado el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una conmemoración de las Naciones Unidas para visibilizar unos crímenes que, en el caso de España, han acabado, desde 2003, con la vida de 1.028 mujeres. Sara ha sido la última de ellas, 26 años, degollada por su pareja mientras en el Ayuntamiento de Madrid todo estaba preparado para que nuestra ultraderecha negara esta realidad. Un desprecio y una humillación para las víctimas.

El diccionario nos dice que el negacionismo es una actitud consistente en la negación de hechos recientes y muy graves generalmente demostrados y aceptados. Al negar la violencia de género se busca ocultar y encubrir una situación insostenible para cualquier democracia: la extrema vulnerabilidad de aquellas mujeres que dependen económicamente de sus parejas, que no pueden defenderse por no ser autosuficientes. Esta negación de la realidad se aprovecha de tradiciones atávicas y prejuicios heredados, pero no deja de ser una estrategia calculada para impedir la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Es pura ideología y de la peor clase, puesto que su fin último no es solo ocultar y negar una realidad, sino culpabilizar a las propias víctimas.

En el extremo visible de este irracionalismo se encuentran aquellos partidos que se aprovechan de la indignación actual para provocar un retroceso en derechos. Pero este machismo es alimentado por unos medios que utilizan y fomentan la imagen de la mujer como un objeto del que se puede disponer a voluntad, mercancía que se compra y se vende. Una inmoralidad permitida por las leyes.

*Catedrático de Ética

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