Marta Centelles es madre y maestra en el colegio Virgen del Carmen de Onda. Su hija Carolina empezará el próximo curso primero de Primaria y reconoce que existe preocupación en las familias, en especial por el parón en la lecto-escritura, «pero los centros nos vamos a adaptar a la nueva realidad».

Adrià espera el paso a Secundaria con emoción, a pesar de que no ha tenido ningún contacto con el que será su instituto. Su única preocupación es no saber si coincidirá con algún compañero de su colegio, los mismos con los que apenas ha tenido contacto desde que dejaron las clases presenciales.

María, estudiante de Bachiller en la Consolación de Castellón, empezará Arquitectura en septiembre con el regusto agridulce de haber superado un ciclo de su vida lejos de quienes han sido sus compañeros desde niña. «Muchos ya no estaremos juntos y no hemos podido compartir la despedida».

Marta ha acabado Ciencias de la Actividad Física y el Deporte con la sensación de que «me han robado el último cuatrimestre» en una etapa de su vida muy importante, en la que académicamente no ha visto mayores inconvenientes, pero sí que ha sufrido el distanciamiento de los compañeros.

El paso de Primaria a Secundaria será este año complejo. Juan Escobar asegura que «el traspaso de información académica y social ha adquirido una importancia especial». Más allá del aspecto académico «los alumnos no han podido finalizar de manera relacional y social esta etapa educativa».

Solo el IES Broch i Llop de Vila-real recibirá en septiembre a 176 niños de Primaria que no han podido conocer su nuevo centro en un paso de ciclo trascendente para los menores. En cuanto a los que acaban Bachiller, la directora del centro dice que «están resignados, asumen que les ha tocado a ellos».