El ministro de Agricultura, Luis Planas, se comprometió ayer en València, tras reunirse con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a insistir en Europa respecto a la aplicación del principio de reciprocidad en lo que se refiere al uso de fitosanitarios en el sector citrícola por parte de terceros países, así como en el aumento de los controles. Son reivindicaciones que las asociaciones agrícolas y productores de Castellón llevan años repitiendo, para evitar la entrada de plagas y competir en igualdad de condiciones desde el punto de vista de los costes.

La citricultura ocupó un espacio importante en el encuentro que tuvieron Planas y Puig , en el que también se trataron los nuevos aspectos de la Política Agraria Común (PAC). El ministro se reunió antes con las cooperativas y organizaciones profesionales agrarias de la Comunitat y percibió la «preocupación» del sector por los «temas fitosanitarios».

«Si un producto fitosanitario está prohibido en la UE no se puede permitir que sea importado de terceros. El principio de reciprocidad es fundamental», planteó, y aseguró que «lo voy a reiterar de nuevo en el consejo de ministros de Luxemburgo», que se celebra la semana que viene.

Por otra parte, y en referencia a los controles sanitarios para evitar plagas, dijo que estos se han reforzado y que se deben acometer. «Hace falta certificado sanitario con carácter previo y necesidad de inspección física. Es un paso adelante. España está empujando a la comisión para que esos controles se lleven a cabo», dijo.

Planas también hizo una referencia expresa a la plaga del cotonet, que afecta a los cítricos de Castellón, pero solo para recordar que en julio el Ministerio autorizó la suelta de un depredador y el uso de feromonas para combatirla con métodos biológicos.

Asimismo, remarcó la «importancia» de «reforzar» las organizaciones de productores y de «disponer de una interprofesional potente», en referencia a Intercitrus, para que intervenga en «promoción, regulación e investigación».

Por su parte, Puig subrayó las «perspectivas positivas» respecto a la campaña citrícola, que consolidarían una posición ya manifestada en la anterior «después de unos años muy difíciles». En este sentido, Planas adelantó que se espera un aforo de 6,93 millones de toneladas (un 5% superior a la media y un 12% más frente a la campaña del año anterior), y unas expectativas de mantenimiento de precios. No obstante, Puig cree que el sector citrícola debe «abrir nuevos mercados», como por ejemplo Canadá.