El fundador de Fever y Reby, Pep Gómez, será el encargado de realizar la conferencia principal en la V Jornada Internacional de Innovación de Mediterráneo y Simetría. La cita, prevista para el 5 de noviembre en la Cámara de Comercio de Castellón, también contará con una mesa de debate formada por el conseller de Hacienda y Modelo Económico de la Generalitat, Vicent Soler; el diputado provincial de Sostenibilidad y concejal delegado de Eficiencia Energética y Residuos de Castelló, Ignasi Garcia; el catedrático de Economía de la Universitat Jaume I, Celestino Suárez; y el director del departamento de Proyectos e I+D+i de Becsa, Francisco Vea.

¿La movilidad compartida es el futuro?

No podemos entender un mundo sostenible sin cambiar la movilidad. No tiene sentido gastar dinero y tiempo en el mantenimiento y estacionamiento de vehículos que en realidad solo utilizamos alrededor de un 5% del tiempo. No puede ser que estos vehículos condicionen las ciudades, como las pensamos, como las vivimos. No es lógico que la propiedad pase por encima de la practicidad, del medio ambiente. Y hay cambios que se pueden hacer.

En términos de movilidad, de transporte de personas, debemos pasar de una propiedad privada, que está demostrado que es inefectiva, a otra que sea compartida, en la que no tengamos un solo vehículo, sino múltiples vehículos (coche, moto, patinete...) interconectados entre ellos y con el transporte público existente. Esta red, esta forma de entender el mundo de manera colectiva, es la que puede, por un lado, hacer más habitables las ciudades y, por otro, más eficientes la multitud de desplazamientos que cada día se realizan y no paran de crecer.

¿Cómo se desarrolla todo ello?

Llegar a este punto solo se puede hacer de una única forma: involucrando a todos los actores, públicos y privados, trabajando de la mano. Pero no podemos quedarnos en la primera línea y decir que todo pasa por Administración y empresa privada. Vayamos más allá y recojamos los términos que ya existen en el mundo de la sostenibilidad, como el de economía circular. Hacerlo implica llevar la nueva movilidad a todos los segmentos de la sociedad: desde los materiales, fabricación o la explotación (energía verde) al trabajo, implementación y desarrollo (personas con discapacidad intelectual, física o sensorial, asociaciones, vecinos...).

En este contexto la iniciativa privada no debe pensar solo en ella, como una seta aislada. Debe, y digo debe, no puede, ser parte. Su servicio, su tecnología, la tiene que poner al alcance de la ciudad. Datos, conocimientos, APIs... Todo, sumado, es lo que hará que este nuevo modelo del que hablamos tenga sentido. La MaaS (Mobility as a service), la integración de varias formas de servicios de transporte en un solo servicio de movimiento accesible bajo demanda, es quizás el término más utilizado para explicar a lo que me refiero.

¿Qué beneficios aporta la movilidad sostenible?

Tres son los motivos principales. El primero es que el impacto en la economía de la movilidad sostenible está ampliamente demostrado. No solo la planificación inteligente y el uso del transporte público son una fuente de ahorro tanto para la Administración como para los ciudadanos, sino que el uso de vehículos compartidos ecológicos es beneficioso para el crecimiento económico.

El segundo beneficio es que genera un estilo de vida saludable. Elegir moverse a pie, bicicleta o patinete para llegar al trabajo es vivir de manera más saludable, combatir el estilo de vida sedentario, mantener una buena forma física e incluso mejorar la salud mental. Ir en bicicleta es menos estresante y aquellos que viajan en transporte público están más relajados y nuevamente encuentran un tiempo precioso que les da la oportunidad de leer o socializar. Además, se reducen las emisiones producidas por los coches.

El tercer beneficio es que ayuda a salvar el planeta. El sector del transporte consume grandes cantidades de energía y es responsable de un tercio de su consumo en la UE. La energía utilizada actualmente se produce utilizando fuentes no renovables, como el petróleo y el gas, y de estas emisiones, el 90% proviene del transporte por carretera, mientras que los viajes en tren y agua son responsables de solo el 10%. Es urgente un cambio hacia la sostenibilidad.