pinyolà

lado, cooperativas y agrupaciones agrícolas --Unió de Llauradors i Ramaders y AVA-Asaja-- que han alcanzado un preacuerdo para que se actualice y flexibilice el decreto que prohibe ubicar colmenas cerca de campos de cítricos. En el lado opuesto, el Comité de Gestión de Cítricos (CGC) --que integra a los mayores productores y comercios privados nacionales-- y asociaciones de agricultores independientes como las de Nules y Vila-real que advierten que el cambio supondrá su ruina.

En medio, la Generalitat, responsable de tomar la decisión definitiva. Mientras unos exigen que las cosas se queden como están, los otros plantean una hoja de ruta para acabar con el acuerdo que limita la polinización cruzada. Entre otras acciones, proponen negar ayudas para la reconversión varietal de plantaciones de cítricos híbridos susceptibles de polinización o de provocarla, a partir del año 2023. De forma paralela, en relación a esas mismas plantaciones, proponen que, en época de floración, se implante un sistema de enmallado que evite la polinización, lo que permitirá ampliar las zonas en las que podrán colocarse colmeneros. Mireia Moyà tendrá que decantarse o buscar una solución salomónica, si es que existe.

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