Los responsables de la Iglesia no avisaron al Ayuntamiento de la suspensión de la procesión de la Purísima. Una falta de comunicación que, en una situación normal, se hubiera entendido como un olvido. Pero no están las cosas tan claras desde que se inició la restauración de la parroquia de El Salvador, se creó el museo que sigue cerrado y todavía sigue sin descubrirse la parte trasera de la cabecera del ábside.

Más si cabe cuando sí se avisó a la banda de música, pero no se dio nota a la Policía Local. Por ello, los agentes del orden iniciaron a la hora prevista las tareas de dejar la vía pública limpia de vehículos, con las consiguientes molestias para los vecinos y el gasto añadido de la grúa a las arcas municipales. La policía se enteró al intentar retirar el vehículo de un músico, quien les dijo que al mediodía la decisión estaba tomada.

Con buen criterio, la Iglesia notificó la suspensión a la banda porque de esta forma dejaban de pagar a los músicos y se olvidó del Ayuntamiento, a los que no se les abonará ni un euro por dejar libre la vía pública. Menos mal que este Ayuntamiento está gobernado por el PP, que en el ámbito nacional es el único grupo político que respalde a la Iglesia católica. De encontrarse con otras formaciones políticas, estos desatinos serían más graves. Sólo unos metros separan la iglesia del consistorio. Hubiera bastado con un corto desplazamiento o una llamada de teléfono.