Las excavaciones en el yacimiento ibérico del Torrelló iniciadas el pasado mes de octubre han llegado a su fin después de dejar al descubierto multitud de nuevos elementos que amplían las teorías de los expertos con respecto al antiguo poblado de Almassora. Por un lado, los trabajos han permitido sacar al exterior un muro en el lado este de este asentamiento, separado de la muralla principal y que daría indicios de la estrategia defensiva que los pobladores habrían utilizado.

Tal como indica el arqueólogo municipal, Gerardo Clausell, una de las teorías es que esta estructura habría sido usada para crear una calle exterior que representaría el único punto de acceso. Esta comunidad habría podido hacer uso de la recién descubierta pared para ubicar puntos de vigilancia y mejorar la seguridad del asentamiento.

Asimismo, la intervención ha posibilitado poner al descubierto un total de 22 metros de la muralla principal del antiguo yacimiento, a la que los expertos le estiman una altura original de siete metros, aunque actualmente solo se pueden observar cuatro. Adosados a esta estructura, los arqueólogos han localizado dos bastiones, construidos con rocas que, en algunos casos, superan los 100 kilos de peso.