Algunos propietarios de solares tomaron la iniciativa de forma voluntaria e impulsaron la limpieza y acondicionamiento de una veintena de parcelas de Orpesa durante los últimos meses.

Estas acciones llegan tras la modificación de la ordenanza que sanciona a quienes no mantengan sus terrenos en condiciones. La alcaldesa, María Jiménez, muestra su satisfacción porque no han llegado al punto de multar a nadie todavía «y los dueños los adecentan voluntariamente».

«Los plazos administrativos de este proceso son muy largos, ya que primero tienen un periodo para presentar alegaciones y disponen después de tres meses para proceder a la limpieza antes de imponerles la sanción, como marca la norma», concreta la socialista.

El pleno aprobó en noviembre del 2019 la modificación de esta normativa de limpieza de salubridad, ornato y vallado de solares, parcelas y terrenos en el término municipal, debido a los problemas por la gran cantidad de espacios sin vallar y que se encontraban en un estado lamentable.

La ordenanza establece que las tareas de mantenimiento se realizarán de forma periódica, así como su desratización y/o desinfección, debiendo aportar los correspondientes certificados por la empresa autorizada, y las tareas de limpieza y desbroce de hierbas no se podrán realizar mediante quemas. Así, el Ayuntamiento verifica el cumplimiento de esta obligación, cuyo incumplimiento se traducirá en sanciones que oscilarán entre los 300 (las más leves) y los 20.000 euros (las más graves).

«Decidimos incluir la multa a los propietarios que no limpien sus solares en esta ordenanza porque influyen mucho en la estética del municipio, por lo tanto es una prioridad. De esta forma, conseguimos que los vecinos se tomen en serio esta obligación», declara Jiménez.

Por su parte, desde el consistorio también trabajan en el acondicionamiento de las parcelas municipales, con el objetivo de mantenerlas en el mejor estado y dar ejemplo a los particulares. Y es que el abandono de terrenos ocasiona otros problemas, como la insalubridad, ya que favorece la aparición de ratas, aparte de la mala imagen que transmiten para la localidad, por la falta de limpieza y del riesgo de propagación de incendios que supone.