El Ayuntamiento ha comenzado a definir cómo será el proyecto de reforma del IES Botànic Cavanilles de la Vall d’Uixó y, entre las novedades más relevantes que van a incorporar está la demolición total del edificio central. Aunque en un principio la intención pasaba por conservar la fachada y solo derruir la estructura interior, «los técnicos aseguran que no tiene ningún valor arquitectónico ni patrimonial», detalla la concejala Carmen García.

Mantener la imagen exterior limitaría las posibilidades de desarrollo de una intervención que, como expusieron desde el consistorio en su día, pretende adoptar un modelo «más nórdico», para lo cual tendrá espacios diáfanos y luminosos, que no conjugaría con el diseño de la fachada actual.

Tras evaluar las recomendaciones del arquitecto municipal, desde el área de Educación han replanteado la idea inicial para facilitar una renovación completa del instituto más antiguo de la ciudad. García afirma que, en la actualidad, están desarrollando «el primer borrador» de un proyecto que, si se mantiene el criterio que está sobre la mesa, podría incluir, además, la construcción de una tercera planta, que contribuiría a ganar espacio y, por lo tanto, reforzar la filosofía de infraestructura innovadora por la que se ha querido apostar desde el principio.

Comisión de docentes

La concejala de Educación considera que, a la hora de especificar cómo será el futuro Botànic Cavanilles, «la aportación de los docentes es esencial, porque son ellos los que van a trabajar en ese edificio y saben qué necesidades tienen». En consecuencia, crearán una comisión consultiva para que la dirección y el profesorado pueda participar en la fase de diseño. «Está claro que cuestiones como el número de aulas que debe haber es un criterio que establece Conselleria, pero los maestros pueden decir mucho sobre cómo hacerlo más funcional», explica García.

Del actual instituto conservarán el ala de talleres --de reciente construcción-- y otra parte del recinto que será rehabilitada.

La edila reconoce que en los trabajos previos, en los que estudiaron la distribución de espacios y las posibilidades del solar, «llegó a plantearse trasladarlo a otro lugar», una posibilidad que fue descartada de inmediato porque, aunque el patio «se queda pequeño», las partes nuevas del inmueble desaconsejan descentralizar el resto de aularios, por lo que el Botànic se quedará donde está.

Aunque el proyecto empieza a caminar, García incide en que «queda mucho trabajo por hacer», por lo que resulta complicado establecer plazos, de momento.