Sin anunciarlo, sin vestir los trajes regionales, cumpliendo con la normativa covid-19 y con toda la emoción de los días grandes, los vecinos de Sorita danzaron el pasado fin de semana en la plaza de la iglesia en honor a la Mare de Déu de la Balma. La pandemia hizo que no pudieran celebrar unas fiestas con normalidad pero los soritanos se negaron a no homenajear a su patrona. Por ello, y aunque sin publicitarlo fuera de esta localidad de Els Ports, los lugareños celebraron los actos más tradicionales de sus fiestas.

Así, un año más, en la entrada del santuario de la Balma, el bien derrotó al mal en el tradicional diálogo que se establece entre el ángel y el demonio. Las danzas y la misa completaron los actos que tuvieron su broche de oro con una actuación musical.

Sorita espera ya la llegada de 2022 para poder celebrar sus festejos con plena normalidad tras dos años de interrupciones y actos reducidos por la situación sanitaria derivada del covid.