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agentes aprovechan una intervención en almenara para denunciar que están "desprotegidos"

Chalecos antibalas "prestados" para hacer frente a los cazadores furtivos en Castellón

Trabajadores medioambientales piden medidas de protección personal en inspecciones cinegéticas

Los agentes medioambientales denuncian que tienen que pedir prestados los chalecos antibalas.

Agentes medioambientales se han visto obligados a pedir «prestados» chalecos antibalas para realizar los servicios de control cinegético al carecer de estos sistemas de protección personal. En esas circunstancias se pudo ver a uno de estos profesionales en la última intervención que realizaron en la marjal de Almenara, donde identificaron a dos personas, cazadores furtivos, que estaban disparando a especies no cinegéticas en un camino que está considerado por la ley como zona de seguridad. 

Estos comportamientos son «demasiado habituales», según advierten quienes centran su labor en la protección del medio natural y, a pesar de que la ley los identifica como responsables de velar por el cumplimiento de la Ley de Caza --junto a las fuerzas de seguridad (policía y Guardia Civil)--, no cuentan con los medios mínimos para garantizar su integridad física, pues están obligados a inspeccionar entornos en los que hay personas armadas, que pueden estar incumpliendo de forma flagrante la normativa.

Controles cinegéticos periódicos

Entre los meses de octubre y febrero --aunque en caza mayor la temporada se alarga hasta el verano-- los 24 agentes con que cuenta la Conselleria de Medio Ambiente en todo el territorio autonómico --4 por cada demarcación--, realizan servicios de control cinegético periódicos, en los que acceden a zonas donde hay gente disparando, para poder comprobar que se ciñen a los requisitos que establece la ley en cuestión de cupos, de especies o de seguridad.

«Y ya no se trata de que uno se encuentre con un descerebrado, como alguna vez ha pasado, sino de que se produzca un accidente que puede acabar muy mal», señalan, y hacen referencia a las estadísticas del Ministerio del Interior en relación con los incidentes mortales no intencionados en los que se ven implicados tanto cazadores como ciudadanos que solo paseaban por donde alguien buscaba una pieza.

Para estos profesionales, lo sucedido en la marjal de Almenara es un buen ejemplo de las situaciones a las que suelen hacer frente. Los furtivos cazaban tórtolas turcas, «una especie no cinegética», desde un camino. Dos acciones ilegales. El agente que realizó la inspección llevaba un chaleco «que le habían prestado», porque de lo contrario, debería haberse acercado a los cazadores totalmente desprotegido, con el riesgo que ello supone ya no solo por el hecho de enfrentarse a personas armadas que están haciendo algo ilegal, que también, sino por la posibilidad de recibir un tiro accidental al acercarse demasiado.

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