El departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Almassora ha rotulado calles y plazas de la localidad sin nomenclatura para solucionar los problemas en el reparto de correo y mensajería detectado por el vecindario. En concreto, son espacios en los grupos de viviendas Caja de Ahorros y Pío XII, que adquieren el nombre de maestras y escritoras valencianas.
Destaca, en el caso de Pío XII, el homenaje a Carmelina Sánchez-Cutillas. La Acadèmia Valenciana de la Llengua la escogió como escritora del año 2020, prorrogada para 2021, y hoy da nombre a la plaza del barrio. Está situada entre las calles Santa Quitèria, Cervera del Maestrat, San Rafael, Albocàsser y València. El consistorio aprovechó la intervención para extender el nombre de la calle Vila-real en su continuación para garantizar la ordenación urbana.
Además, han reservado el nombre de Beatriu Civera y Matilde Llòria (seudónimo de Matilde González Palau). Esta última representa un caso excepcional en la poesía de posguerra al utilizar el castellano, el valenciano y el gallego en sus textos. Por su parte, Civera combinó su trabajo de modista con la actividad periodística y la escritura narrativa y de cuentos en valenciano. Además, obtuvo el certificado de suficiencia para enseñar lengua en los colegios.
Por último, el otro grupo de viviendas que modifica la nomenclatura es el llamado Caja de Ahorros, junto al colegio Regina Violant. María Mulet, Empar Navarro y Carme Miquel, maestras ya fallecidas, darán su nombre a tres viales en los que el vecindario había recurrido al Ayuntamiento de Almassora para informar de dificultades en la recepción de paquetes de mensajería externa. También la plaza de la Garrofera recuperará el nombre tradicional del antiguo campo de fútbol, del que existe constancia desde 1945, que hoy ocupa el recinto educativo.
Referentes
María Mulet fue maestra. Editó libros de poesía y de narrativa tanto en valenciano como en castellano con un estilo muy próximo al habla popular. Se dedicó casi en exclusiva a la literatura infantil y juvenil. Pionera en la incorporación de estas disciplinas en las escuelas fue, además, una mujer silenciada. Ejerció una renovación silenciosa desde dentro del sistema educativo y literario, una actuación constructiva en la medida en que el régimen lo permitió.
Empar Navarro Giner fue maestra y escritora comprometida con la renovación pedagógica y la lengua. Tras cursar Magisterio en Valencia se especializó en la enseñanza de párvulos y alumnado con necesidades especiales. Destaca su defensa de los derechos de las mujeres y su insistencia fundamental para garantizar el acceso de las mujeres a la educación como un hecho básico e imprescindible para el avance social. Navarro añadió, además, la exigencia de la incorporación al trabajo y la plena igualdad de los derechos civiles y laborales. Sus reivindicaciones la llevaron a la cárcel durante tres años y a la prohibición temporal de trabajar como maestra; pero fue readmitida.
Por último, Carme Miquel ejerció la docencia durante 39 años. Publicó más de 1.500 artículos, fue presidenta de la Federació Escola Valenciana y, entre otros, organizó las Trobades d’Escoles en Valencià (Festa per la Llengua). Entre otros méritos, recibió el galardón a la trayectoria de los Premios de la Crítica de los Escritores Valencianos y fue elegida académica por el pleno de la Acadèmia Valenciana de la Llengua en 2016.
