Alguien, un día, pensó que podía aprovechar la tecnología a su alcance para diseñar un vehículo que aparcara y llegara a conducir solo. Ciencia ficción en las películas de los 80 -no hace tanto-, pero una realidad con la que ya convivimos. Así son los ingenios. Surgen como ideas que abordan a alguien que ve la ocasión y se lanza a convertirla en posibilidad. En eso trabaja un joven de Nules, Raúl Verdú, gerente de Movelso, una empresa nacida al amparo del Hervidero de Nules, que está ultimando su apuesta por un nuevo modelo de movilidad profesional.
Cuenta Verdú que en su caso la inspiración le llegó trabajando. Comercial durante mucho tiempo, se ha movido por grandes ciudades en las que ha tenido la oportunidad de hablar con trabajadores que le exponían lo desesperante que puede ser desplazarse por estas urbes, «con zonas de carga y descarga siempre colapsadas, que te obligan a aparcar lejos, por lo que tienes que llevar la carga de arriba a abajo», con todo lo que ello supone de pérdida de tiempo y dinero. Y su mente, ante tanto inconveniente coincidente, se puso a elucubrar. Porque aunque lo parezca, no todo está inventado.
Una bici que es más
Raúl Verdú pensó en un vehículo nuevo. Una bicicleta eléctrica con cuatro ruedas, carrocería, parabrisas y, aquí está la innovación, una parte trasera «para llevar carga, que es modular, es decir, tiene la particularidad de que se puede descargar completa del vehículo para transportarla en sí misma». Esa parte lleva ruedas, triangulares, que facilitan «salvar obstáculos y subir escaleras» con el menor esfuerzo. Un vehículo que ocupa lo que una motocicleta, por lo que en el espacio de un coche podrían caber hasta cuatro de estas bicis.
En la actualidad, Verdú afronta la fase determinante. Su prototipo está en plena fabricación y ya cuenta con varias empresas a la espera para poder probarlo. Una apuesta de presente, sostenible y versátil que, según su ideólogo, reportará un beneficio «económico, social y medioambiental».