El mantenimiento de los parques infantiles de Nules se ha convertido en un pozo sin fondo de gastos para el Ayuntamiento por la proliferación de los actos vandálicos. Un problema que tiene una doble consecuencia. Por una parte, el esfuerzo económico que debe hacer el municipio y, por otra, la reproducción de las quejas de los usuarios que se encuentran con juegos rotos o deteriorados, con el consiguiente peligro para los menores, por lo que denuncian ante el consistorio lo que ven un mantenimiento de estas zonas insuficiente.
El alcalde, David García, ejemplificó ayer el quebradero de cabeza que esta situación está generando en uno de esos parques, el que se encuentra en la Masà. Esta misma semana han cambiado las placas rígidas de la estructura que separa una pista de básquet y fútbol sala del área de juegos infantiles. «Hemos tenido que sustituir la gran mayoría porque intentan arrancarlas de forma recurrente», lamenta. Para reforzarlo, han cambiado «todos los anclajes».
Reparar y romper
Lo frustrante, según García, es que «reparamos y rompen», a veces con un margen de tiempo muy corto: «Es tremendo lo que tenemos que gastar para subsanar los daños que provoca el vandalismo». Ese desembolso está cuantificado: ronda «los 12.000 euros en los últimos meses», solo en el mencionado parque.
El de la Masà no es un hecho aislado. Las zonas de ocio público son el blanco de la peculiar diversión de los vándalos. Entre los desperfectos más recientes, el alcalde enumera los localizados en el paraje natural de l’Estany o en la zona de recreo abierta hace un año en la playa de les Marines.
Frente al incivismo, además de la respuesta económica y pagar los daños con dinero público «una y otra vez», desde la Concejalía de Policía, que gestiona el propio alcalde, están tratando de «implementar una mayor vigilancia», aunque incide en que «no es fácil identificar a los autores in situ cuando están haciendo el daño», de ahí que insista en la importancia de la colaboración ciudadana para evitar la impunidad.
David García explica que «en algunas épocas el vandalismo se intensifica más que en otras», pero esta lacra supone una verdadera sangría de recursos públicos.
