La Ribera de Cabanes volvió este miércoles a sentir el aroma a fiesta y mar. El núcleo costero de la localidad recuperó los actos en honor a Sant Pere tras la pandemia y el santo regresó con más fervor e ilusión que nunca. La música del grupo de dolçainers i tabaleters El Senill anunció a los vecinos de todos los barrios de la Ribera que era el día grande del santo marinero, patrón de los pescadores.
Las cintas, azul turquesa mar, se repartieron a todos los asistentes como símbolo y recuerdo de la jornada. No faltó la cinta que la alcaldesa, Virginia Martí, impuso al presidente de la Diputación, José Martí, que no quiso perderse el día grande de las fiestas de Sant Pere de la Ribera, que concluirán este próximo domingo.
Desde la iglesia parroquial la comitiva salió en procesión buscando el Mediterráneo. Los portantes, ellos, vestían pantalones amarillos con el tobillo izquierdo al aire, faja negra y camisa blanca. Ellas, con la indumentaria tradicional de trabajo marinero, mostraron sus coloridos vestidos.
Tradición
Cuando todos llegaron a la playa de Torre de la Sal, la peana de Sant Pere subió a bordo y fue paseada frente a la costa hasta que, tras el recorrido, volvió a salir, como emergiendo de las aguas, portada por los devotos marineros. Una vez en el paseo, desfiló a hombros hasta llegar a la pérgola, lugar en el que se celebró la misa con la asistencia de las autoridades y los vecinos.
La alcaldesa, Virginia Martí, y la teniente de alcalde de la Ribera, Lidón Morralla, destacaron la intensidad emocional y la hermandad con la que se vivió el día, jornada central de las fiestas de Sant Pere, que se suele caracterizar por registrar una alta participación.
800 raciones de sardina
Tras la misa, repartieron más de 800 raciones de sardina entre todos los asistentes. Hoy la programación festiva continuará con la fiesta del agua, la entrada de toros de la Ribera, la comida de hermandad de las amas de casa, el campeonato de guiñote y toro embolado.
