Al igual que les pasa hoy en día a otras aficiones autóctonas de toda la vida, el tiro y arrastre está en declive en Castellón. No es porque no haya personas que cuenten con caballerías y aficionados que se acercan a ver los torneos, sino porque ha desaparecido el relevo generacional.
Moncofa es uno de los pocos municipios de la provincia que aún mantiene viva esta tradición. Y todo gracias a la familia de Francisco Alemany (conocido como el tío Quique), quien lleva 58 años en este deporte. Desde bien pequeño empezó a conocer el mundo de las caballerías, ya que su padre contaba con equinos para realizar trabajos del campo y demás servicios de aquella época. Este vecino de Moncofa inició su andadura en el año 1964.
Vivir la afición desde bien pequeño
Su hijo, Francisco Alemany (Quique) explica que ahora el tiro y arrastre «no es lo que era», porque «el relevo generacional no existe y eso lo es todo». «Tienes que vivirlo de bien pequeño, como le ocurrió a mi padre o a mí, que siendo un niño todos los días salíamos a pasear los caballos y cuando ya tuve cierta edad, salía solo a pasearlos», cuenta.
La falta de personas que tengan caballerías ha hecho que los campeonatos de hoy en día de esta disciplina disten mucho de los de antes, que según las localidades que los organizaban, tenían una duración de hasta tres días y eran grandes espectáculos.
Que en la actualidad haya tantas familias con caballos se debe a que, lógicamente, hace años no había tantos medios de transporte de mercancías o demás productos y estos animales hacían un papel primordial.
La cercanía de Moncofa con el litoral también ha sido importante, dado que los caballos de Francisco Alemany realizaban muchos viajes de gravas de mar y arena del río Belcaire y todo servía de preparación. De esta manera, cuando acudía a los torneos de tiro y arrastre, el tío Quique se cargaba de trofeos.
En su caso, tiene la suerte de que su hijo ha cogido el testigo y en los torneos de Moncofa es él el encargado de buscar las mejores caballerías, tanto de las que quedan en Castellón como las venidas del norte de Valencia. «Hoy en día, es un sacrificio porque tienes que perder mucho tiempo para prepararlos. Su adiestramiento no ha cambiado, lo que ocurre es que hace años la labor del caballo era importante para estar en forma y ahora tienes que buscar el tiempo para salir a pasear con ellos», relata.
Implicación de los caballos
Los premios, galardones y reconocimientos, obtenidos por Francisco Alemany (el tío Quique) están avalados con el excelente trabajo de los caballos que ha tenido, como Goma, Sueca, El Gallo, Canela y Rogante, entre otros. Siempre ha contado con caballerías que haya donde han participado, han dejado el sello.
El mantenimiento de las caballerías va acorde con el esfuerzo, «porque hay que mantenerlas con el peso idóneo, es decir, cuando más trabajan y más esfuerzo hacen, tienen que comer más o menos, porque ni tienen que engordar, ni adelgazar», concluye Francisco Alemany (Quique hijo).
Otras localidades
Otros municipios de la provincia que resisten con el tiro y arrastre son Nules, Vila-real, Borriol, Vilafamés y Moró. Sin embargo, localidades valencianas como Meliana, Moncada, Massamagrell o El Puig conservan más esta tradición porque sí hay un mínimo de relevo generacional. Son pueblos con mucha huerta y los caballos todavía siguen haciendo su trabajo de antaño.