Toda una hazaña: De l'Alcora a Santiago... a pie

Iván Fernández 'Pichu' recorre media España en 35 etapas y con más de 1.100 kilómetros a cuestas

«El peor momento fue una fuerte granizada cerca de Teruel, me tocó esconderme debajo de un tractor», confiesa.

Un collage de fotos de la hazaña de Iván Fernández

Un collage de fotos de la hazaña de Iván Fernández / MEDITERRÁNEO

De l’Alcora a Santiago de Compostela. Más de 1.100 kilómetros en 35 etapas. Las cuentas son claras: Una media de 31 kilómetros por día. Esta es la hazaña del alcorino Iván Fernández, conocido en su localidad como Pichu, un enamorado del Camino de Santiago, pues ya lo ha recorrido hasta en tres ocasiones. "Los antiguos peregrinos decían que el auténtico camino comienza desde la puerta de cada casa hasta Santiago. Así, que el 1 de julio salí de casa con una mochila cargada con todo lo necesario para un senderista. La ilusión y el miedo rondaban por mi cabeza a partes iguales. Y no volví hasta el 4 agosto”, señala el alcorino de 35 años, quien agrega que “ha sido, sin duda, la aventura de mi vida. Cruzarme España era un reto físico y mental increíble y como me motiva mucho superar adversidades pues me lancé”.

Jornadas en las que se llegaba a los 40 grados

Llegada de Iván Fernández a la Catedral de Santiago de Compostela

Redacción

La recompensa ha sido máxima para Pichu, pero el camino no ha sido fácil: “Los peores momentos fueron los primeros días, hasta llegar a Logroño, porque al no ser un camino oficial no me encontré a ninguna persona caminando. Fueron jornadas en la más absoluta soledad, era muy fácil perderse. Además, en julio hubo dos olas de calor muy fuertes, la primera la cogí en la meseta aragonesa y la segunda en la meseta de Castilla y León, ambas zonas sin sombras. Fue muy duro. Había días que a las 8.00 horas el termómetro ya marcaba 30 grados y hubo etapas que a las 12.00 horas tenía que acabar porque se llegaba a los 40 grados y era imposible seguir caminando”.

Fernández, a su paso por Zaragoza, con la catedral-basílica de Nuestra Señora del Pilar de fondo

Fernández, a su paso por Zaragoza, con la catedral-basílica de Nuestra Señora del Pilar de fondo / MEDITERRÁNEO

Asimismo, Iván siempre recordará una etapa que le hizo debatirse entre seguir o no: ”Recuerdo que era en la provincia de Teruel, en plena montaña. Estaba a la intemperie y de repente comenzó a caer granizo como pelotas de ping pong y no tenía dónde resguardarme. Me puse debajo de un árbol pequeño y aún así me golpeaban por todo el cuerpo. Fue entonces cuando vi los lejos un tractor y me puse debajo. Estuve ahí cerca de una hora, hasta que pasó todo. Al llegar al albergue estaba todo completamente mojado, incluso el dinero y el móvil no me funcionó hasta que lo sequé. En ese momento pensé en abandonar porque estaba sufriendo mucho gratuitamente”.

Descubre el camino de Pichu en este mapa interactivo

Un sinfín de anécdotas

No obstante, el trayecto le dejó numerosas anécdotas positivas: «Lo mejor de todo es la amistad que haces con otros peregrinos. Conoces a gente de todos los rincones del mundo. Y en cada provincia que atraviesas descubres que, aunque seamos españoles, somos diferentes. Descubres la forma de ser de sus gentes, sus costumbres, su gastronomía... todo el mundo te cuenta sus experiencias», revela el alcorino, quien recuerda emocionado otra de las etapas en la que realizó más de 50 kilómetros, andando desde las 8.00 hasta las 20.00 horas. “Fue en el último tramo del camino cuando más peregrinos se concentra. No encontraba sitio dónde dormir y tenía que seguir andando a cada pueblo que llegaba. Fue desesperante y agotador, por momentos pensé que iba a dormir al raso, pero al final llegué a un pueblecito muy pequeño y tuve suerte que les quedaba sitio”.

'Pichu' observa el bello horizonte que tiene por delante

'Pichu' observa el bello horizonte que tiene por delante / MEDITERRÁNEO

No obstante, la llegada a Santiago la califica como “el climax”. “Sientes una gran felicidad, una paz interior y estás muy orgulloso de ti. Se trata de una felicidad muy difícil de explicar, de las sensaciones más bonitas de mi vida”, confiesa.

"La mochila es tu casa"

Y todo ello sin ayuda de nadie. Por lo menos de forma física, porque desde el primer día que salió de su casa, el alcorino recibía cada día numerosas llamadas y mensajes de Whattsapp que lo alentaban para seguir. "Durante el recorrido no tuve ayuda de nadie. Me tocó investigar los caminos, sobre todo hasta llegar a Logroño, al no haber una ruta oficial. Por ejemplo, de l’Alcora a Morella seguí el GR-7 de la provincia y me perdí varias veces, pero llegué. Desde Morella a Logroño está el camino del Ebro, que aunque no está muy bien señalizado pero mejor que la parte de Castellón", argumenta.

Fotografía de la llanura a su paso por la provincia de Castilla y León

Fotografía de la llanura a su paso por la provincia de Castilla y León / MEDITERRÁNEO

Así, su día a día, tras la caminata se basaba en preparar la próxima jornada: "Cada noche miraba en el mapa y manejaba unas distancias de 30-35 kilómetros. Así, veía donde podía finalizar la etapa y qué pueblos había cerca para organizarme el trayecto y el hospedaje". "La mochila es tu casa, solo tienes eso. Todo lo que llevas está ahí dentro. Todo el día pendiente de ella. Es verdad que los primeros días sí que notas el peso pero al final te acabas acostumbrando y es una parte más de tu cuerpo", señala.

Pichu avisa de sus próximos retos: “Quiero hacer la Vía de la Plata, que parte del sur de España a Santiago; y el camino del norte, desde Irún, ya que es el más bonito porque vas por la costa”. Mucho ánimo.

Iván Fernández posa junto a una de las inumerables cruces que se encuentran en el Camino de Santiago

Iván Fernández posa junto a una de las inumerables cruces que se encuentran en el Camino de Santiago / MEDITERRÁNEO

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