Un hombre se tatúa un histórico camino empedrado que unía dos pueblos de Castellón

Los artífices de la recuperación de la Pujada dels Claus y la Asociación Arqueológica esperan contar con el apoyo municipal para continuar su labor

Fernando Martín-Lorente, amigo de los impulsores de la iniciativa, se ha tatuado en la piel su particular homenaje

Fernando y Tere, junto al amigo que se ha tatuado la Pujada dels Claus en homenaje a ellos.

Fernando y Tere, junto al amigo que se ha tatuado la Pujada dels Claus en homenaje a ellos. / MÒNICA MIRA

Fernando Martín-Lorente realizaba una ruta de montaña cuando vio a dos personas a un lado del barranco de Sant Josep, en el término de la Vall d'Uixó, por lo que parecía trabajando en su margen izquierdo. Se acercó para descubrir a Fernando y Tere, artífices de la nueva vida que ha cobrado la Pujada dels Claus. En cuanto supo lo que hacían y por qué, no solo quiso ayudarles en la recta final de su proyecto. Le marcó su ejemplo y compromiso hasta el punto de que lo ha dejado marcado con tinta en su piel.

Durante un par de meses --como ya relató en su momento Mediterráneo--, la pareja estuvo limpiando y desbrozando un antiguo camino --se tienen indicios que su origen podría datarse en época romana-- tras haber constatado tiempo antes que bajo la maleza y la tierra había un itinerario empedrado que conectaba la Vall y Alfondeguilla. También existía constancia documental, en escritos del historiador Juan Fuertes.

Imagen de detalle del tatuaje que se ha estampado en la piel Fernando Martín-Lorente.

Imagen de detalle del tatuaje que se ha estampado en la piel Fernando Martín-Lorente. / MÒNICA MIRA

La Pujada dels Claus es visible hoy desde la carretera que a mediados de los años 30 del siglo pasado se construyó como alternativa a la antigua conexión, después de que el alcalde de Alfondeguilla del momento alertara a las autoridades de que unas lluvias torrenciales habían hecho desaparecer el camino, recuerda el artífice de su recuperación.

Martín-Lorente remarca que su tatuaje es un homenaje personal a Fernando y Tere, a quienes ahora les une una amistad nacida del respeto y el aprecio por el patrimonio vallero.

Lo que podría quedar en un hecho anecdótico, que alguien decida hacerse un tatuaje de un rincón emblemático de su ciudad, ha desvelado un relevante propósito. Para Fernando, Tere y la Asociación Arqueológica de la Vall, este solo es un paso más en su cometido de protección, puesta en valor y divulgación de la historia local.

Un propósito de futuro

Han propuesto al Ayuntamiento conectar la Pujada dels Claus con el paseo peatonal entre los municipios vecinos, y han planteado al alcalde de Alfondeguilla recuperar la parte de la senda empedrada que discurre por su término. 

Como este no es el único proyecto de estas características que tienen en mente, esperan contar con el apoyo del consistorio de la Vall y ser reconocidos como «voluntarios para la recuperación del patrimonio rural». Lo han hecho hasta la fecha con la Pujada dels Claus, la bassa de Garrut, la del Canyaret y ahora con la Sequieta Del Roig y su entorno. «Solo limpiamos y recuperamos lo que estaba perdido», detalla Fernando Nebot. 

De un modo u otro, todos llevan el apego y el respeto por el pasado común en la piel.