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SESIÓN DE POLÍTICA GENERAL

Debate en Les Corts: Las medidas que propone Puig para Castellón

Pide la transferencia de los trenes de Cercanías, y nuevas inversiones en la provincia

Puig y Oltra se saludan ante la mirada de Illueca tras el discurso del jefe del Consell.

La petición de traspaso en la gestión de los trenes de Cercanías desde el Gobierno central a la Generalitat fue uno de los grandes anuncios efectuados por el jefe del Consell, Ximo Puig, en el Debate del Estado de la Comunitat Valenciana, que comenzó ayer en Les Corts. Una demanda que se formuló atendiendo al servicio que presta a los ciudadanos. Concretamente, a su mal servicio. Esta modalidad de transporte, que en la provincia conecta Castelló con València, «no funciona aquí como debiera», comentó el president de la Generalitat, y añadió quiere gestionar los Cercanías «para mejorarlos».

Puig avanzó que este procedimiento arrancará antes de que concluya el presente año, y vaticinó que el trayecto será «largo», aunque expresó que su voluntad es «irreversible». Para que esta determinación se haga realidad, mencionó que esta transferencia debe hacerse «con la garantía de los recursos humanos, materiales y financieros» necesarios.

La intervención del president hizo referencia a algunas de las actuaciones previstas para Castellón. Algunas ya conocidas, como la rehabilitación del todavía edificio principal de Correos en la plaza Tetuán para acoger el centro de innovación digital, y que forma parte de una partida de 51 millones para rehabilitar 37 edificios públicos repartidos por el territorio autonómico. De nuevo en el apartado del transporte, recordó la inversión prevista de 40 millones en Castellón para ejecutar el Bulevar de la Plana y finalizar el anillo de rondas de Castelló.

Otra de las novedades fue la creación de nuevos clústeres sectoriales innovadores. Uno de ellos en Castelló, dedicado a la Transición Energética; y otro en Morella, sobre la despoblación. En ambos casos, con la colaboración de la empresa privada. El aeropuerto de Castellón también estuvo presente en el listado, con otro clúster, referido al fomento de las actividades aeroespaciales, así como la ejecución del proyecto de la zona de actividades complementarias en su entorno. El tren también formó parte del discurso, con la reivindicación para agilizar el corredor mediterráneo.

"El trayecto para la transferencia de los Cercanías será largo, pero la voluntad es irreversible"

Ximo Puig - President de la Generalitat

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Ambiente extraño

En cuanto al desarrollo de la sesión, no fue un debate de política general usual. Fundamentalmente, porque la sesión parlamentaria del año era la segunda cita del día para la mayoría de miembros del Consell, que pasaron antes por el Palau de la Generalitat para aprobar un alivio de las restricciones covid. También porque debutaban tres portavoces (María José Catalá, PP; Ruth Merino, Ciudadanos, y Pilar Lima, Unides Podem) y un vicepresidente (Héctor Illueca). Y porque en los pasillos se detectaba antes de la entrada en el hemiciclo un ambiente frío entre los socios principales del Consell, después de semanas de fricciones por los presupuestos y la tasa turística. 

Lo que sucedió era quizá esperable, pero no por ello menos preocupante. Entre el discurso de Ximo Puig y el de Catalá (lo de Vox ya se suponía) medió una distancia abismal, como si en la Comunitat pudieran convivir dos realidades paralelas, como si la verdad fuera gaseosa y pudiera ser una y la contraria. Un fenómeno muy de este tiempo, donde las exportaciones (por poner un ejemplo) pueden subir y bajar en cuestión de minutos según quien maneje las cifras. Una jornada muy de 2021. Discrepar esa otra cosa. Fue algo tan evidente que la síndica de Cs modificó su discurso para reflejar estos mundos paralelos, que ella resumió entre «el mundo feliz» de Puig y el panorama «desolador y apocalíptico» de Catalá.

«Es hora de que el Consell se vaya a casa y renacer de las cenizas con un nuevo gobierno»

María José Catalá - Partido Popular

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Si la extensión tiene algo que ver con la importancia, el día de ayer era trascendental para el president de la Generalitat porque llegó con un discurso de 12.000 palabras y cien minutos de duración. Llegó con un resumen de la gestión del Consell durante la crisis sanitaria hasta unas cifras mejores que la media española y con un esbozo de macroproyecto transformador de la sociedad a base de fondos europeos. Llegó con la oferta de una segunda Transición en los servicios públicos, un nuevo estado del Bienestar que profundice lo realizado en los años 80, durante la puesta en marcha de la autonomía. Por supuesto, nada de eso convenció a la oposición, que vio al president agotado (Catalá) o utilizando material reciclado (Merino).

«Más Botànic es imposible. No ha habido ningún desvío de la hoja de ruta ‘botànica’»

Manolo Mata - PSPV

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Pero más allá del torrente de anuncios que es norma en el discurso, Puig quiso elevar la mirada y abordar también la polarización y radicalidad de estos tiempos. Pidió así unidad ajena a partidismos para esta pospandemia y anheló una sociedad libre de los «venenos» del odio y el fanatismo.

«Partidismos»

Lo de no «ofuscarse» en partidismos tiene una proyección hacia la oposición, pero también hacia el seno del propio Gobierno tripartito, en un momento en que la negociación de los presupuestos de la Generalitat valenciana de 2022 ha encendido la máquina del enfrentamiento interno sin veladuras.  

«Esperamos que el Consell se movilice contra la infrafinanciación autonómica»

Fran Ferri - Compromís

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Catalá fue la que más hundió la dentadura en ese bocado. Retrató un Consell que «no se habla», donde los «cuchillos navajeros» vuelan. Puig respondió que en un Gobierno que lleva «un tiempo juntos hay momentos de todo». Y tiró de ironía: «Usted es ya la tercera portavoz que he tenido esta legislatura: lecciones de cohesión, las justas».

Pilar Lima bajó asimismo el suflé de las divisiones y dio una lección sobre coaliciones de gobierno. «La pluralidad es fortaleza y no debilidad. Hay que desdramatizar las diferencias. El drama es no ser capaces de llegar a acuerdos», afirmó. «Gobernamos mejor cuando lo hacemos en equipo», aseveró Fran Ferri al respecto, que reclamó «Botànic y más Botànic». 

«Tenemos que pelear por el Corredor Mediterráneo y no por ampliaciones»

Pilar Lima - Unides Podem

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Lo del veneno del odio y el fanatismo tiene mucho que ver con lo que se vio en el hemiciclo. Puig instó a cerrarle la puerta como sociedad. «Está en juego la democracia». Los peligros que la amenazan recuerdan los de otros tiempos, que parecían lejanos, dijo. Pero también nos parecía lejana una pandemia como esta. O la emergencia climática en forma de catástrofes virulentas. 

Pandemia

Puig dejó la pregunta de qué hubiera pasado en esta pandemia sin democracia. «Hubiera sido una catástrofe humana, cívica y social». «Hago una llamada a no permitir que los fanáticos erosionen la democracia». Y puso el ejemplo de Alemania, donde todos los partidos «responsables» han pactado alejarse de la extrema derecha, «los que viven atrapados en el pasado». «Es una gran lección», concluyó. E insistió en ello cuando contestó, tras confesar que dudaba de la utilidad de hacerlo, a la portavoz de Vox. Una intervención de calificó de «ensayo de negacionismo».

«Muchos de los anuncios son reciclados del año pasado e incluso de antes»

Ruth Merino - Ciudadanos

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En estos debates es importante también lo que no se dice. Así, es significativo que Puig ni mentara la tasa turística ni la ampliación del puerto de València en su largo discurso. Lo hicieron los socios con profusión. «Estaría mejor que las decisiones sobre un puerto se hicieran teniendo en cuenta lo que piensa esa ciudad», le dijo Fran Ferri (Compromís). 

También es relevante que el jefe del Consell no respondiera a las duras acusaciones del PP sobre la vicepresidenta Mónica Oltra y la sentencia contra su exmarido por abusos a una menor tutelada. Catalá fue muy dura. Nadie contestó.

De lo que sí se habló es de Madrid. Fue la comunidad más citada durante la jornada, casi tanto como la valenciana. O modelo o lo peor. Puig echó encara a la portavoz del PP que pusiera como ejemplo una comunidad con una letalidad muy superior a la valenciana (de las más altas de Europa).

Y tampoco podía faltar la relación con el Gobierno central. Financiación, trasvase Tajo-Segura y Cercanías fueron líneas rojas que Puig marcó antes de que lo acusaran de debilidad ante Pedro Sánchez. «Toca ya. No vamos a esperar», afirmó, si bien subrayó a continuación que «se han recibido más recursos del Estado que nunca. De financiación habló mucho también Ferri, evidenciando que su grupo pretende la bandera de esta batalla.

«Cuidado con los socios separatistas que cualquier día pueden pedir un referéndum»

Ana Vega - Vox

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Al final, Puig acabó como había empezado, pidió unidad ante el tiempo que empieza, una «década de oportunidades», una etapa de crecimiento económico y prosperidad social. Están los recursos y los proyectos , dijo. «En esta hora trascendental», pidió la unión de El abrazo de Juan Genovés, símbolo de la reconciliación en la Transición, para «buscar la luz» y «dejar la noche». Ese fue el punto final. 

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