Carlos Pesudo se ha convertido en poco tiempo en uno de los artistas castellonenses con mayor proyección. Diferentes reconocimientos y becas lo confirman, así como su presencia en galerías como la madrileña Herrero de Tejada, la irlandesa Kevin Kavanagh o ahora la marbellí Yusto/Giner. Actualmente vive y trabaja en Madrid, pero hemos podido conversar con él a raíz de su nueva exposición titulada OVO que se presenta en Yusto/Giner a partir de este 22 de mayo.

Me interesaría saber cuál ha sido tu formación, y de forma más concreta cuándo decidiste que querías dedicarte por entero al arte, a la pintura. ¿Qué te llevó a ello?

La pintura siempre ha estado presente en mi vida desde la infancia. Empecé a pintar al óleo a los siete años en el estudio de mi abuelo Manolo Pesudo, en Almassora, lugar que se ha convertido en mi estudio base cuando no estoy en Madrid o en cualquier otro lugar. Además, mi casa siempre ha estado repleta de cuadros, o la casa de mis abuelos. 

Siempre he sabido que la pintura me iba a acompañar en mi proceso vital, pero no es hasta los 19 años cuando decido matricularme en Bellas Artes en València, con la clara intención de dedicarme profesionalmente al arte. La universidad es una etapa de constante ruptura y reformulación de la mirada o la visión artística, como pude comprobar al estudiar durante un año en la Universidad de Bellas Artes de Hungría, en Budapest, donde claramente había una escuela de pintores totalmente distinta, o al realizar otro intercambio en la Universidad de Bellas Artes de Salvador de Bahía, en Brasil, un entorno cultural totalmente distinto que, sin lugar a duda, también dejó su huella en mi trabajo.

¿Cuáles son tus inquietudes a la hora de abordar un nuevo trabajo artístico? ¿Qué preocupaciones o intereses te mueven?

Normalmente, busco que mi pintura sea sutil, que parta de lo mínimo, claro que a veces llego a contradecirme y puedo buscar precisamente lo contrario. Me interesa trabajar desde la forma más elemental, pero también desde la forma más viva. Para mí es importante que la pintura sea honesta, que esté tratada con determinada violencia y con verdad, que a veces sea una pintura meditada y otras una pintura casi inconsciente, que la pausa y la ausencia cuenten tanto como la materia y el trazo.

Me interesa trabajar desde la forma imperfecta, el cuadro imperfecto o inacabado que hable de lo crudo y de lo informe. Me interesa también que el cuadro no muestre una imagen con una lectura demasiado evidente, sino que contenga cierto misterio en lo que hay representado, que sea una imagen críptica y ambigua, y que uno tenga que pararse para verlo y tratar de descifrar o interpretar lo que está pasando. Creo que la pintura no debería de relatar las cosas de una manera demasiado literal, sino que, ya que estamos hablando de una imagen hecha manualmente, juegue con el propio lenguaje del que parte y con el concepto de representación e ilusión.

«Me interesa trabajar desde la forma imperfecta, el cuadro imperfecto o inacabado que hable de lo crudo y de lo informe»

En poco tiempo has logrado ser uno de los talentos castellonenses más reconocidos y visibles, con exposiciones en distintos puntos de la geografía española y presencia en importantes citas. ¿Cómo valoras esa visibilidad, ese estar ahí?

Realmente me siento muy afortunado por cómo está avanzando mi carrera profesional, me siento muy contento con esta situación ya que (y los que me conocen lo saben) es lo que siempre había perseguido. Creo que el apoyo y la confianza de las galerías y agentes culturales hacia mi trabajo me dan mucha fuerza y seguridad. De algún modo, siento que esto me hace sentir más libre cuando me enfrento a cada nueva obra. Creo que todo es resultado de una mezcla de esfuerzo, constancia y suerte.

Pesudo en su estudio, durante la preparación de una de sus obras artísticas.

¿Crees que en Castellón gozas del espacio y plataformas para que tu trabajo, tu arte, siga enriqueciéndose?

Creo que Castellón es un caso muy particular. Pese a que no hay una red de galerías de arte contemporáneo muy fuerte, sí que hay diversas iniciativas por parte de las instituciones que apoyan a nuestros artistas, ya sea concursos, ayudas, becas de residencia artística o exposición… También por parte de iniciativas privadas, como la Fundación Dávalos Fletcher, gracias a cuya generosa beca me permite estar ahora mismo realizando una estancia en Berlín en la residencia artística SomoS. Todo esto hace que los artistas de Castellón, a diferencia de como sucede en otras provincias, tengamos bastantes oportunidades de desarrollar nuestro trabajo y construir una carrera que ya de por sí es complicada de sacar adelante.

Además, Castellón cuenta con citas que ya se han hecho un nombre en el panorama artístico nacional como es la Feria Marte, que también promueve y visualiza nuestro arte local. Yo concretamente me siento en deuda con la provincia, desde un primer acercamiento con la galería Espai Nivi Collblanc y su beca de residencia Culla Contemporánea, a la consiguiente representación de tal premio en la Feria Marte 2018, cuya visibilidad y promoción fue lo que me sirvió de trampolín para emprender una carrera profesional en Madrid con la galería Herrero de Tejada.

¿Qué puedes decirnos de tu próxima exposición, OVO, que presentas en la Galería Yusto/Giner de Marbella?

Para mí es una pasada que me represente una galería como Yusto/Giner, además de un gran reto dado el tamaño de sus tres salas. He estado los últimos cinco meses trabajando en esta exposición, en la que presento veintidós cuadros y determinadas piezas objetuales que voy a instalar en el espacio expositivo junto con los cuadros.

OVO es un proyecto que proviene de la exposición Espacio Cero, la cual presenté el pasado octubre en la galería Herrero de Tejada, en Madrid. En ella partía de un «caos» donde se propone un lenguaje de abstracción personal que provoca una superficie ambigua. Aquí se genera una especie de cosmos en el que aparecen signos y formas que se repiten, texto, elementos geométricos que se reformulan en lo orgánico y en la forma imperfecta, o incierta, y que a veces provienen de letras o texto pintado. 

«La intuición siempre ha sido una cuestión fundamental en mi obra y mi proceso creativo»

En OVO se presenta la siguiente dimensión de este cosmos, donde la representación se hace algo menos incierta debido a que los elementos tratados en Espacio Cero aparecen ahora dispuestos de un modo más táctil y más concreto en composiciones frontales que muestran el elemento como la figura principal del cuadro. La exposición es en cierto modo un muestrario de los elementos principales que nacen en Espacio Cero, una especie de alfabeto de los signos y símbolos en los que ha devenido la obra. Estas formas parten de elementos naturales, letras, arquitecturas, o figuras geométricas tan básicas y universales que recuerdan a marcas o signos de cualquier cultura humana. 

Para finalizar, ¿te consideras un artista más intuitivo o con un discurso muy bien hilado antes de afrontar un nuevo proyecto? ¿Cómo trabaja Carlos Pesudo?

Para mí un cuadro siempre debería acabar con una incógnita para el siguiente. Entiendo la pintura como un tablero de juego, en el que cada movimiento va a generar una nueva situación que debe ser resuelta in situ. 

La intuición siempre ha sido una cuestión fundamental en mi obra y mi proceso creativo. Normalmente, suelo proponer un tema o precepto inicial bastante abierto porque entiendo que los proyectos son dinámicos y pueden llegar a reformularse y hasta contradecirse durante el proceso, así que es necesario dejar hablar a la práctica y entender cómo se comunica con el concepto que quiero plantear. Me interesa mucho cuando el proyecto es en sí mismo una incógnita para mí, ya que cada cuadro abre una nueva posibilidad, normalmente sé cómo empieza pero nunca cómo acaba.