Todo nos lleva, irremediablemente, al origen. Desde que nacemos no dejamos de preguntarnos qué sentido tiene la propia vida, ahondando las más de las veces en aquello del «de dónde venimos». Buscamos, con ansia, saber en qué punto comenzó todo, y cómo se formó lo que conocemos como nuestro mundo. Son preguntas que nos llevan a muchas otras, como por qué unas especies evolucionaron y otras no lograron sobrevivir, o cómo es posible que desarrolláramos diferentes lenguajes articulados con capacidad suficiente para comunicarnos. 

No hemos dejado de plantear dudas en todos y cada uno de los aspectos que conforman lo que somos. Eso es un hecho probado. Para ello, nos hemos servido del relato, de las historias, para contar y desvelar ciertos de esos «misterios», uno de los cuales es la literatura misma, su origen y evolución. Sabemos que la escritura supuso uno de los grandes avances en el desarrollo del ser humano, una escritura que nació, en parte, por la necesidad de transmitir el conocimiento a futuras generaciones de un modo mucho más fidedigno, si bien nuestra capacidad imaginativa dio como resultado aquello que llamamos «ficción» y que ha alimentado nuestro intelecto desde hace miles de años. Dicha «ficción» ya existía de forma oral, claro está, pero muchas de esas narraciones se han perdido con el paso del tiempo.

Si uno quiere indagar sobre cuál es el origen de la literatura, tal y como la entendemos hoy en nuestro contexto europeo y occidental, debe acudir, cómo no, a Homero. Y debe acudir todas las veces que haga falta, porque la riqueza que hay en él, en su obra, es extraordinaria, como lo demostró Jacqueline de Romilly en este ensayo o estudio titulado Muros de Troya, playas de Ítaca. Homero y el origen de la épica, que ahora llega a España de la mano de la editorial Siruela.

Romilly fue una humanista y helenista francesa, primera mujer profesora del Collège de France a cargo de la cátedra Grecia antigua. Escribió especialmente sobre Tucídides, pero Homero, claro está, estuvo entre sus investigaciones como la que aquí nos encontramos. Este libro ofrece un análisis sobre el origen de la épica, de la literatura, confrontando las dos obras célebres de un autor del que conocemos más bien poco: la Ilíada y la Odisea. ¿Con qué objetivo? Principalmente, para hacernos ver cómo Homero fue construyendo un relato alimentado de los mitos y leyendas, y de cómo empezó a hacer uso de ciertas licencias narrativas para enriquecer la historia que quería contar.

Lo que uno se encuentra aquí es una demostración de las referencias y detalles que singularizan ambos textos, una inmersión –que es a su vez una invitación– hacia el mundo helénico, hacia esa capacidad única de articular un relato que supuso la fundación de la épica tal y como la conocemos en la actualidad. Uno vuelve a disfrutar con Aquiles, Héctor, Patroclo, Ulises, Atenea, Zeus...; con ese pasado que ha configurado la civilización de la que formo parte y del que todavía nos queda mucho por aprender. 

'Muros de Troya, playas de Ítaca' (Siruela), de Jacqueline de Romilly.