La Vall d'Uixó

Les Coves complementan el talento de Valeria Castro

La cantante palmera volvió al ‘Singin’in the cave’, el festival que ofrece conciertos en acústico sobre las barcas del río subterráneo

Valeria Castro logró entrar en perfecta conjunción con el escenario.

Valeria Castro logró entrar en perfecta conjunción con el escenario. / Luzazul

Como si hubieran sido creadas para sonar juntas. Así de intensa fue la experiencia de escuchar la melódica y profunda voz de Valeria Castro resonar a través de las galerías de les Coves de Sant Josep en una nueva actuación del que posiblemente sea el festival musical más exclusivo del panorama nacional, el Singin’in the cave de la Vall.

Dulce y desgarradora, el medio centenar de privilegiados que fueron testigos de esa conexión perfecta del espacio y la cantante casi ni pestañeaba para no romper salvo que con ovaciones esa composición perfecta que Valeria Castro volvió a hacer posible, porque la de este domingo fue la segunda vez en la que la intérprete palmera visitaba la Vall d’Uixó, aunque en la primera no era tan conocida. El acierto de la dirección artística de Raúl Rubio, de la promotora Luzazul, de volverla a invitar está fuera de toda discusión.

«Yo me conformo con poquito», entonó para empezar y contradijo a quienes con cada nueva canción querían más. Más de sus caricias cantadas, de sus sonrisas, de ese cariño con el que Valeria dice las cosas, tan suaves como intensas.

Un momento de la actuación.

Un momento de la actuación. / Luzazul

Regaló de lo pasado y de lo presente, como con Culpa, Cuídate y la reivindicativa Guerrera con la que se despidió dejando a quienes la observaban encandilados desde las barcas con ganas de no olvidar ese momento para los restos.

Valeria Castro vive amarrada a sus raíces, y por ello aprovechó la sonoridad de catedral que es la Sala de los Murciélagos para entonar aquella canción que compuso en homenaje de los palmeros y de su isla que, como recitó con embrujo de sirena que atrapa a quien la escucha, la vio nacer y crecer. Y recordó a las madres, en especial a la suya, y abrazó a quienes la acompañaron acunados por el río y su voz con esa tesitura única que hace magia con cada estrofa. Incluso el agua quiso hacerle los coros en una noche incomparable.