Barcelona es un hervidero que respira Fórmula Uno por los cuatro costados y a partir de hoy aún lo será más. La disputa este fin de semana en el Circuit de Catalunya del Gran Premio de España ha hecho que la ciudad se llene de aficionados, un año más, en busca de la oferta lúdica y cultural de la capital catalana. La carrera automovilística vuelve a actuar de reclamo para la ciudad, y prueba de ello es que sus responsables ya creen que la cifra de 330.000 espectadores que habían previsto durante todo el fin de semana puede quedarse corta.

Ayer más de 67.000 personas se dieron cita en Montmeló para asistir a la primera jornada de entrenamientos. La cifra no hace más que reforzar la idea de que la F-1 está ganando protagonismo. El jueves fueron 32.000, y eso que no había actividad de pista. Ayer, casi 70.000, y esta mañana se espera a unos 95.000 espectadores en la hora punta (la calificación). El domingo, si no falla el tiempo, 130.000 forofos inundarán el trazado catalán.

Los aficionados, tanto los que han pagado religiosamente su entrada de 400 euros como los que han pasado por el paddock club (3.500 euros del ala), sólo son una parte del negocio de la F-1. Un mundo que mueve más de 2.300 millones de euros al año. Para poner un ejemplo, el Bar§a estaría en la mitad de la tabla con su presupuesto de 220 millones y sería superado por Renault (287), Ferrari (432) y Toyota (499), por citar algunos de los grandes de la F-1.

BUENAS VIBRACIONES En cuanto a lo deportivo, Fernando Alonso (Renault) cumplió con nota la primera sesión de entrenamientos libres, siendo, con el tercer puesto, el primer clasificado entre los pilotos titulares.