Para que un equipo sin grandes nombres dé tan gran rendimiento, hay unas pautas a seguir sobre el terreno de juego. Los de Marcelino basan gran parte de su juego en la excelente organización defensiva, en la que participan todos. Los dos puntas son la primera línea de presión que dificulta la elaboración al rival. Todas las líneas del equipo están siempre muy relacionadas, con poca distancia entre ellas.

En la zaga, se apuesta por la solvencia y la sencillez, manteniendo una total concentración y evitando cometer errores. En el centro del campo, el orden y el trabajo son fundamentales y a ello se aplican sus integrantes. Si se recupera el balón, hay que llegar arriba con juego vertical y de pocos toques. Arriba, la velocidad es el arma fundamental de los delanteros, algo habitual en los equipos de Marcelino García.