El lío que montó la pasada temporada el Racing, fue sonado. Se dedicó a animar el cotarro todo el tiempo y estuvo hostigando a los privilegiados que querían meterse entre los cuatro primeros. Al final, el equipo montañés, guiado por el gran Marcelino García Toral, entró en la UEFA.

Hacía muchos años que el Racing no generaba tanta ilusión. Cantabria se rindió a sus pies. Pero esto del fútbol tiene mucha semejanza con la vida en la redacción de un periódico. Un día puedes dar una exclusiva, pero al siguiente la página está en blanco. Y hay que llenarla y, con esa noticia, tal vez se ha creado un nivel de exigencia demasiado alto.

Al Racing le puede suceder lo mismo. Inevitablemente, habrá comparaciones con la clasificación del pasado ejercicio, con el añadido de tener que competir en el Viejo Continente.

A punto de cerrarse el mercado, todavía salían jugadores clave en este equipo para que llegaran incógnitas. Y, en el subconsciente, siempre habrá un rincón para el recuerdo de aquellos modestos para quienes llegar a la gloria no fue más que un patinazo, que luego pagaron caro.