Sorprendió su suplencia el pasado sábado ante el Levante. Tras un primer año para olvidar en Castalia, Mario Rosas afronta su tercera temporada siendo la cabeza pensante de la nave albinegra, el timonel del conjunto que actualmente dirige Paco Herrera. El malagueño acumula 29 partidos en la presente campaña, totalizando 2.367 minutos y 8 goles, y es el segundo máximo goleador de la plantilla en estos momentos.

El mediapunta es uno de los futbolistas que siempre da la cara, en los buenos y en los malos momentos, como sucede en la actualidad. Pero Mario es optimista, ha vivido muchos sinsabores y sabe que "la temporada va a ser muy larga y el ascenso todavía es posible". El centrocampista no quiere que se genere un pesimismo "incomprensible" debido a la derrota ante el Levante: "Vamos a intentarlo hasta que matemáticamente sea imposible optar a una de las tres primeras plazas". "Ahora debemos ir partido a partido, ya que todo se decidirá en las últimas ocho jornadas. Debemos llegar vivos a esa franja", arguye.

POR RACHAS Mario Rosas, futbolista experimentado y con una dilatada experiencia en la categoría de plata del fútbol español --e incluso en Primera--, es consciente de que "en una categoría tan igualada como la Segunda División A, la clave está en aprovechar las rachas, los momentos". "Nosotros estamos ahora en una mini-racha negativa que debemos cortar cuanto antes. En agosto nadie esperaba que estuviéramos cerca de la zona de ascenso, ¿por qué vamos a arruinar ahora todo el buen trabajo realizado?", indica el jugador orellut.

RESPETA A LA AFICIÓN Durante el partido de hace dos jornadas frente al Rayo Vallecano, Mario Rosas llegó a ser pitado por un sector de la grada, pero el andaluz le quita hierro al asunto. "Siempre respetaré a la afición del equipo en el que esté, y más aún si es la del Castellón, ya que se han portado muy bien conmigo desde mi llegada", comenta, a la vez que añade: "Por desgracia para mí, ya he pasado muchos malos momentos y he aprendido a no hacer caso ni cuando me aplauden ni cuando me pitan".

Es más, el mediapunta cree que "ni fue la primera ni será la última vez que me silban en un estadio". "A mí personalmente no me afecta, no me quita el sueño. Pero hay que respetar todas las opiniones", remarca.

Pese a este mini-bache, Mario vive un momento dulce desde que llegara al club de Castalia, una circunstancia que no sentía desde hace casi una década, cuando militaba en el Barça. "Para mí el Barcelona siempre será el mejor club del mundo, ya que me trataron genial y nunca podré agradecer todo lo que aprendí allí", reconoce abiertamente.

El malagueño lo pasó muy mal en los seis años posteriores a la etapa como azulgrana, y por eso mismo agradece el trato recibido en Castalia. "Al salir del Barça lo pasé muy mal e incluso llegué a pensar en la retirada. Pero le debo mucho a José Manuel García Osuna. Él apostó fuerte por mí, insistió y se preocupó como nadie. Fue clave en mi recuperación", confiesa.

Incluso añade que es la entidad de La Plana la que le ha devuelto la ilusión: "Pero, además de a José Osuna, le estaré eternamente agradecido al Castellón, porque este club es el que me ha rescatado para el fútbol".

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