Parece que a los colchoneros les ruedan mejor las cosas que en el inicio de la pasada temporada, que fue un desas-tre durante unos cuantos meses, con el equipo anclado en el furgón de cola y sin visos de lograr una pronta mejoría.

Fue precisamente en el mes de octubre cuando llegó Quique Flores para intentar arreglar una avería que parecía de las gordas. Al final, lo que comenzó como un proyecto de catástrofe acabó en algo tan impensable como festejar un título bastante importante.

El Atleti es así de raro e imprevisible, como lo suelen ser todas sus circunstancias. Las señales dicen que está en el camino de volver a la pelea con todos los que quieren ser alternativas a los dos de siempre, aunque una cosa son las intenciones, y otra los argumentos que se puedan esgrimir.

dependencia // La plantilla rojiblanca es corta para dar un alto nivel en tres competiciones. Para disputar la liga, la Europa League y la Copa del Rey se necesita un número de jugadores amplio con el fin de mantener el listón del equipo y no sufrir por la acumulación semanal de encuentros. Aunque, por otra parte, la apuesta por la gente de la cantera no le ha resultado mal hasta la fecha, sobre todo en el puesto de guardameta, con David De Gea entrando en sustitución de Sergio Asenjo y ahora, con la convocatoria de Joel, jugador que milita habitualmente en el Atlético de Madrid B.

Es cierto que parece que la línea defensiva tiene olvidados o aparcados los clásicos errores gruesos que tarde o temprano comparecían en todos los partidos de la campaña anterior. También es verdad que Quique Sánchez Flores sigue sacándole el máximo jugo a Juan Antonio Reyes, y que Simao Sabrosa está asumiendo más protagonismo, pero la sensación es que la vida del Atlético de Madrid pende de un hilo por el que caminan Diego Forlán y el Kun Agüero.

Por la capital de España, a la mínima molestia o síntoma de fatiga, o que simplemente no tienen un día acertado cualquiera de los dos, se disparan todas las alarmas, se siembran las dudas y enriquecen todos los debates habidos y por haber. Incluso en muchos momentos parece que todo el mundo asuma que en el conjunto colchonero no haya vida mas allá de ellos dos. H