Héctor Canteros tenía pie y medio fuera del Villarreal antes de que llegara Marcelino. Su situación con Velázquez era insostenible. Apenas jugó 45 minutos en la primera vuelta y el técnico le llegó a hacer incluso algún desplante público --por ejemplo, aseguró antes de viajar a Almería que había convocado “a todos los disponibles”, olvidándose del mediocentro, que ni estaba lesionado ni entraba en la lista--.

El agente del futbolista, Hernán Jara, llegó hace un par de semanas para negociar una posible salida. De hecho, algún club de Primera como el Celta ya se había puesto en contacto con el agente para intentar hacerse con los servicios del centrocampista, pero con el cambio de cromos en el banquillo, a Tito le ha cambiado la cara, vuelve a sentirse futbolista, vuelve a sentirse importante.

Contra el Sabadell disputó la última media hora de partido a buen nivel y su rendimiento en los entrenamientos ha dejado más que satisfecho al cuerpo técnico. El jugador llegó con mucho cartel desde Argentina, pero no había tenido la oportunidad de demostrar si la fama que le precedía era merecida. Ahora parece que Marcelino está dispuesto a darle los minutos necesarios para que Canteros explote sus cualidades con la elástica amarilla.

No lo tendrá fácil el internacional, pues en el doble pivote contará con la competencia de tres huesos duros como son Bruno, Farinós y Marcos Senna, pero con la salida de Toribio, el técnico quería contar con cuatro jugadores de garantías en la zona de creación para cubrirse las espaldas ante posibles contratiempos.

Pese a la más que segura continuidad del argentino, el Villarreal deberá seguir buscando salida a sus jugadores transferibles. Una vez confirmada la rescisión de Pandiani, ahora Cavenaghi, Truyols y Bordas podrían ser los siguientes. Distinta es la situación de Moi, una de las promesas más firmes, que tiene ficha con el filial y tras las llegadas de Juanma y Aquino podría jugar en el B. H