Esta semana, el Castellón ha avanzado considerablemente en la confección de la plantilla cara a la próxima temporada, que ya consta de 14 integrantes. No deberían quedar más allá de media docena de huecos, objetivo que la coordinación deportiva encabezada por Ramón Moya no tiene prisa por cubrir, a falta de más de un mes para la pretemporada.

Con todo, el ilerdense espera al cierre de la fase de ascenso a Segunda B para dar un nuevo impulso a la hora de redondear el grupo de jugadores que Joan Esteva tendrá a su disposición. En ese sentido, el Castellón está atento a las evoluciones del Alzira, un equipo en el que los albinegros podrían echar sus redes.

El conjunto azulgrana es uno de los que más a fondo conocen los orelluts, debido a los cuatro enfrentamientos de esta temporada (los dos ligueros más los dos de la final territorial de la Copa RFEF, saldados con dos empates como local y dos derrotas del Castellón en el Luis Suñer Picó). De esta plantilla, entrenada por Dani Ponz, destaca la competitividad, ya que son futbolistas que tampoco tienen unas nóminas excesivamente elevados, lo cual siempre es un punto a favor. Aunque, por esa misma razón, se trata de jugadores muy apetecibles.

Precisamente, el Alzira está próximo a rubricar su regreso a Segunda B. Anoche disputó la ida de la tercera y última eliminatoria de la promoción, en la que obtuvo un valioso empate (1-1) en su visita al San Roque de Lepe.

En ese Alzira, además, militan varios viejos conocidos, caso de Rafa Gimeno o Adolfo Sanz, que emprendieron viaje, mediada esta temporada, de Castalia a la capital de La Ribera Alta, aunque no estarían entre los futuribles porque se fueron escaldados... H