La victoria de anoche contra el Getafe ya forma parte de la historia. Aunque, afortunadamente, será una historia breve, porque el próximo capítulo será disputar las semifinales de la Copa del Rey, ni más ni menos que frente al Barcelona... Y quién sabe si también la final, ¿por qué no?

Con el objetivo conseguido, parece que lo de ayer sea menos. Pero, a pesar del frío y el juego feo y desangelado, tiene mucha, muchísima importancia. La brújula del Villarreal esta temporada solo tiene un norte: la ilusión y la ambición de ganar.

Más aún si la victoria llega con la lucha por una pelota casi imposible de Cheryshev y el gol del triunfo lo firma un hombre como Gerard. Un jugador clave en esta competición, gracias con sus cinco dianas. Un chaval de la casa al que la suerte le dio la espalda en la ida y que anoche le ofreció la cara para marcar la que tuvo con toda la tranquilidad. Un golazo de un futbolista con gran futuro, para firmar, con el 100% de efectividad, un sueño.

Y eso, hoy, es historia. Hay que disfrutarlo porque, a estas alturas del baile, y con todo el bagaje y la trayectoria que lleva el Villarreal, con un subcampeonato en Liga y semifinales en UEFA y Champions, escribir una página más para el recuerdo, ahora en la Copa, tiene mérito y se merece todo el reconocimiento. H