Al Barça no le hizo falta presentar su equipo de gala ante el Sporting Club portugués para sacar adelante el último trámite de los de Valverde en la fase de grupos de la Champions, en la que los azulgranas ya se habían asegurado el pase a octavos como primeros de grupo. La intrascendencia del resultado motivó que el preparador del Barça pudiera permitirse el lujo de prescindir de varios de sus pilares, pensando ya en el complicado compromiso del próximo domingo en el Estadio de la Cerámica ante el Villarreal, en la Liga.

Al igual que se prevé que hará Javier Calleja mañana ante el Maccabi en la Europa League, también sin nada en juego, Valverde dio descanso a varios de sus titulares, incluido Leo Messi, que entró al campo a la hora de partido. Junto al argentino, en el banquillo, Valverde también resguardó a Paulinho, Sergio Busquets —también entraron durante la segunda parte— y Jordi Alba. Ni siquiera arriesgó el técnico culé con Ter Stegen, que dejó su puesto bajo los palos a Cillessen. En las últimas horas se conocerá si Iniesta, otro de los ausentes de lujo anoche en el Camp Nou, supera sus problemas musculares para viajar a Vila-real el domingo.

Con un centro del campo cambiado por completo, con Rakitic en el eje y Denis Suárez y André Gomes en las bandas, al Barça le fue suficiente para dominar el control del partido, aunque delante Aleix Vidal, Luis Suárez y Paco Alcácer no estuvieron nada acertados en las contadas ocasiones de gol que aparecieron en la meta de Rui Patricio, especialmente en la primera parte.

RIVAL APÁTICO / El Sporting Club adoleció de ambición en un encuentro en el que no sólo necesitaba un triunfo, sino que el Juventus no ganase en el campo del Olympiacos. Tuvo sus instantes de dominio, con Bruno Fernandes como hombre más destacado en el movimiento del esférico, pero no ofreció nada sobresaliente en la ofensiva.

Paco Alcácer adelantó al Barça en el 58. Dos minutos después entró Messi a escena y con el argentino en el campo al Barcelona se le hizo más llevadero el partido, especialmente porque Messi volvió a ser el polo de atracción de todos los balones que emprendían camino hacia el área portuguesa. El 10 buscó la rosca en el 81, en un disparo con mucha intención que Rui Patricio tuvo que sacar con una providencial mano para evitar el 2-0.

En el tramo final, Paco Alcácer recibió un balón de Messi y ante la salida de Rui Patricio se la picó por encima, pero el esférico salió rozando el palo. El argentino lo intentó después de un disparo desde fuera del área, y el meta capturó sin problema.

En la última acción ofensiva del partido, un pase en profundidad de Messi a Denis Suárez propició un centro raso de éste a Alcácer, pero se cruzó el exbarcelonista Jérémy Mathieu, que se echó al suelo y envió el balón al fondo de las mallas (2-0). El Barça, con la cabeza más en Vila-real que en el Camp Nou, cerró, así, de forma más que digna la liguilla de la Champions.