El Castellón regresa a Segunda B. Es el ascenso de toda una generación, que desde el 2005, cuando los albinegros regresaban a Segunda A (donde estuvieron cinco años), solo había vivido penurias y el sufrimiento por el temor a la desaparición de su club. Los orelluts, tras cinco promociones de ascenso (ha sido la cuarta consecutiva), después de estar dos veces a una eliminatoria de subir (Linares 2015 y Gavà 2016), por fin lo han conseguido.

La fiesta sigue hoy. La plantilla se desplazará a las 17.00 horas a Marina d’Or para hacerse la foto del ascenso. De ahí a la basílica (18.00), para agradecer a la Lledonera la ayuda por el ascenso.

A las siete de la tarde, el autobús descapotable tuneado de albinegro partirá de Castalia para desplazarse al domicilio del ganador de la rúa, concurso promovido por el club, que vive en las cercanías del estadio. La segunda y definitiva parada, en torno a las 20.00 horas, será en la plaza Mayor, donde subirán al balcón del Ayuntamiento, como manda la tradición, para dirigirse a los miles de seguidores orelluts. Será el fin de fiesta... y el fin de la temporada, puesto que está previsto que los jugadores inicien mañana mismo las vacaciones. En unas tres semanas, muchos de ellos comenzarán la pretemporada, pero esta vez en Segunda B.

Lo harán, además, con una suculenta prima de 100.00 euros bajo el brazo (25.000 para el cuerpo técnico y el resto, para los jugadores). Se lo han ganado.

El pitido final desató la invasión de campo, momento en el que ultras del Castellón aprovecharon para provocar unos incidentes que, afortunadamente, no fueron a mayores. Un lunar.

Los futbolistas también lo vivieron de una forma muy especial. Pocos como Jordi Marenyà, que había vivido ya tres fallidos play-off con el Castellón, además de, como capitán, padecer bastantes de estos años oscuros en Tercera. El capitán, como promesa, se rapó el pelo. O se lo raparon (Marc Castells, concretamente).

A diferencia de otras ocasiones, los jugadores no se dirigieron hacia la fuente de Castalia, siguiendo las indicaciones de Protección Civil en materia de seguridad. No obstante, los futbolistas sí se asomaron a la esquina entre gol sur y preferente para, desde allí, seguir viviendo el ascenso con los aficionados que se encontraban en los aledaños del popular monumento, que estaba vallado.