«No tenemos que plantearnos nada. Todos los que estamos en este mundo sabemos lo que puede pasar. Hablamos de auténtica mala suerte, de algo que puede ocurrir en la vida. Desde el padre de Marcos hasta el último niño que corre en motos, saben que comporta un riesgo y tenemos que hacer que sea lo más seguro posible».

Juan Álvarez, presidente de la Federación Andaluza de Motociclismo y uno de los dirigentes más veteranos del motociclismo español, trata de salir al paso de las críticas después de que Marcos Garrido, un piloto de 14 años de Rota, falleciese atropellado por otro en el circuito de Jerez-Ángel Nieto, de la categoría de Supersport300, la misma cilindrada en la que Ana Carrasco se proclamó campeona del mundo.

Álvarez aseguró tras el entierro de Marcos que «no tiene sentido reabrir ningún debate, es una categoría donde las motos son seguras y sin potencia excesiva».