Cazorla I de Villarreal reinó en la batalla de Getafe. Fútbol no hubo mucho, porque el equipo de Bordalás exprimió su método una vez mas y dejó pocas grietas para que pudieran colarse rayos de talento y el terreno de juego permaneciera blindado al buen juego. Anoche el Getafe no tuvo premio a su racanería. Pudo con casi todo, pero no con Cazorla. Calleja no sufrió el ataque de entrenador valiente que le perjudica mas que le beneficia y en Getafe dio un curso de dirección desde el banquillo. Coherente, equilibrado y acertado en los cambios. El técnico groguet también tuvo parte de mérito. El Villarreal sigue metiendo presión al Sevilla y firmó virtualmente su regreso a la Europa League. Supo sufrir, competir y tener los nervios fríos ante un rival que juega al límite, incluso cuando el partido está concluido. Dos goles de penalti, revisados por el VAR, de Santi Cazorla y otro de Rubén Peña, firmaron el triunfo mas trabajado del Villarreal.

Charles Darwin formuló su teoría sobre la evolución de las especies y la selección natural. Sobreviven lo más fuertes y los que mejor saben adaptarse al medio. Si el Villarreal quería salir airoso debía amoldar su juego a las características de un rival que ha basado su fórmula de éxito en no dejar vivir a sus contrincantes en su entorno natural como a ellos les gustaría hacerlo. Otro condicionante era las bajas de Bacca y Alcácer, que dejaba a Gerard como único delantero.

El Getafe juega al límite. Su método no es mejor ni peor, solo es diferente. Puede gustar más o menos, pero es lícito y suele funcionar. Ayer no. A los tres minutos, Olivera ya marcó los tacos de las botas a Anguissa, en una entrada tan peligrosa como digna de recibir una cartulina roja.

Calleja hizo caso a Darwin y acumuló hombres en el centro del campo con un dibujo parecido a un 4-1-4-1 en el que juntó a Cazorla, Ontiveros y Chukwueze. El Villarreal intentó jugar rápido el balón, pero manteniendo el concepto del juego elaborado desde atrás. Y con este panorama, con el Getafe totalmente centrado en no dejar jugar, la primera parte resultó antiestética y sin llegadas a las áreas.

Partido de 10 en defensa, pero de suspenso absoluto en ataque.

Si alguien esperaba que el fútbol apareciera por algún lado, se equivocó de partido. La gran virtud del Submarino fue resistir, no perder los estribos y mantener el molde táctico que rompió en mil pedazos el Barça. El gol es producto del acierto, pero también del error del contrario. Villarreal y Getafe no se permitieron fallos y con ello, sin genialidades en escena, los porteros vivían felices sobre el cesped.

Hasta que Cazorla ejerció de mago, Moi vio mover la varita mágica del asturiano y lanzó un perfecto desmarque que concluyó en un derribo de Soria, con revisión del VAR, ratificando el penalti, que Cazorla transformó. Solo tres minutos duró el 0-1, porque de un error grave de marcaje de la zaga amarilla --el único en 90 minutos-- llegó el empate en un remate de cabeza de Hugo más solo que la una. La paciencia es una gran virtud y el Villareal anoche brilló por ella.

Otro penalti de VAR a Moi sirvió para encarar el triunfo en el 84. El Getafe ya no tenía argumentos para levantar el partido. Y aún le cayó el tercero, gracias a una asistencia de Gerard a Rubén Peña que establecía el 1-3.

El Getafe murió con su propia medicina, la que tanta vida le ha dado. Cazorla reinó en la batalla de Getafe. ¡Que no se retire nunca por favor! El fútbol le necesita.