El Athletic vive en una tensión continua. No comenzó bien la temporada. En verano, los aficionados no perdonaron al presidente, Aitor Elizegi, que no cerrara las incorporaciones de Fernando Llorente (Nápoles) y Javi Martínez (Bayern de Múnich), cuando parecía que las dos operaciones estaban a punto de caramelo. Arrancó la competición y el paso de las jornadas acentuó la crisis, esta vez con el entrenador, Gaizka Garitano (45 años), en el centro de las críticas por el pobre juego que viene ofreciendo el equipo, aunque la posición en la clasificación invite a vivir los compromisos con más tranquilidad. Sin embargo, el técnico continúa salvando un ultimátum tras otro cada semana.

Mañana tiene otro en Vila-real. El 2-0 al Huesca en San Mamés no le ha liberado de estar en el alambre. Ni tampoco su trayectoria en el banquillo de los leones, pese a salvarles de una amenaza seria de descenso hace dos temporadas, tenerlos casi siempre peleando por un billete europeo (aunque sin conseguirlo) y llevarlos a una final de Copa del Rey aún por disputarse.

Pero a Garitano se le discute mucho. Sobre todo por el fútbol que propone y, últimamente, también por declaraciones públicas en las que denota cierta falta de confianza en la plantilla.

Hay una generación de cachorros que genera enorme ilusión: Villalibre, Sancet, Vencedor... Los seguidores ven en ellos estrellas de futuro. Pero el míster se empeña en la fórmula de los García, Raúl y Dani, y la fluidez y el dinamismo se resienten. El viernes ante el Huesca el técnico encrespó los ánimos de los aficionados con un doble pivote Dani García-Vesga que no les gusta nada y además tiene malas estadísticas (con ellos habían ganado un partido de 11). Reculó en el descanso y el equipo salvó los muebles al final (2-0).

Lo hizo de nuevo sin los García sobre el terreno de juego. Pero también sin el capitán Iker Muniain y sin la estrella Iñaki Williams, a los que acababa de sustituir. Y asimismo sin Villalibre, al que también había relevado, en su caso lesionado (recibió un rodillazo en la espalda). Aunque el Búfalo de Gernika entrenó ayer al margen del grupo, parece en condiciones de estar disponible para viajar a Vila-real. Con una presumiblemente agitada asamblea general el próximo domingo, ese encuentro en La Cerámica puede ser el decisivo para el técnico de Derio.

Obligado a ganar o al menos agradar mucho con su propuesta para gozar de una vida más. La enésima. Como la que salvó contra el Betis cuando parecía que la destitución era inminente, pero el Athletic resucitó con un 4-0.